Montevideo (Jueves, 10-09-2009, Gaudium Press) El Senado uruguayo ha aprobado el día de ayer una ley que permite la adopción de niños a parejas homosexuales. Votaron a favor 17 senadores de un total de 23. El polémico proyecto ya había sido aprobado en la Cámara de Diputados el pasado 27 de agosto. Resta la promulgación del poder ejecutivo.
La nueva ley además otorga al Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU) el monopolio en todo lo atinente a las adopciones de menores. La ley uruguaya daba a los jueces la decisión de escoger a las familias adoptivas. Ahora esto pasa ahora a ser competencia exclusiva del INAU.
En el debate suscitado por el proyecto de ley intervino Mons. Nicolás Cotugno, arzobispo de Montevideo, quien afirmó que dicha discusión se refería «esencialmente al respeto de la misma naturaleza humana y consiguientemente [aprobar la ley] es ir contra los derechos fundamentales del ser humano en cuanto a persona».
Comunicado del Arzobispo de Montevideo
En comunicado que porta su firma, el Arzobispo de Montevideo hace presente una instrucción de la Congregación de la Doctrina de la Fe del año 2003 – presidida por el entonces Cardenal Ratzinger- que afirma que el respeto debido hacia las personas homosexuales «no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad».
«No puede constituir una verdadera familia el vínculo de dos hombres o de dos mujeres, y mucho menos se puede a esa unión atribuir el derecho de adoptar niños privados de familia», afirmaba la declaración vaticana.
Tras recordar que la Convención sobre los Derechos del Niño prescribe que los intereses de los menores se revisten de un carácter «superior», el Arzobispo de Montevideo señala que «los niños naturalmente necesitan del referente como padre y como madre y no se tiene el derecho de suplirles esta necesidad natural. La naturaleza humana exige para un correcto desarrollo de su personalidad que los niños cuenten con modelos de identidad masculina y femenina».
No es discriminación, es marcar diferencias entre desiguales
«No permitir la adopción a los homosexuales no supone ninguna forma de discriminación», apunta el comunicado. «Si no conformo una relación natural de hombre y mujer no puedo pretender engendrar, educar y formar a un hijo. Y esto no es discriminación, pues no se trata desigual a los iguales sino que se marcan diferencias entre desiguales. Nadie puede ser injustamente discriminado, pero sí diferenciado en atención a su situación real. La discriminación es trato desigual no justificado, pero si existe justificación no hay discriminación. Aquí hay plena justificación para denegar la función de padres a quienes naturalmente lo han desestimado por su opción y estilo de vida», explica el Arzobispo.
La condición de la unión homosexual es contradictoria con la de la paternidad, expresa el documento de Mons. Cotugno: «quienes libremente optaron por una vida de relación homosexual asumieron tener un estilo de vida ajeno a la procreación y al poder ser padres. Quien desecha la causa no puede pretender el efecto natural de la misma.»
El comunicado concluye con un llamado a la sociedad para que siempre sean respetados los derechos de los niños, «las personas más vulnerables, (…) más pobres y necesitados de nuestra sociedad».
El documento completo se puede consultar en el site del Arzobispado de Montevideo
www.arquidiocesis.net
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