Adis Adeba (Sábado, 27-08-2016, Gaudium Press) Cáritas Etiopía, con el apoyo de Cáritas Bélgica y la Unión Europea, desarrolla un notable programa para apoyar a las familias necesitadas en áreas rurales donde la mayor parte de la carga de subsistencia recae sobre las mujeres que deben encargarse de la nutrición de sus miembros. La solución consiste en darle a estas mujeres en una base de sustento de tres cabras o tres ovejas, de acuerdo a su elección y las condiciones del terreno en el que habitan.
Las cabras y ovejas proveen un sistema de crecimeinto económico en las áreas rurales de Etiopía. Foto: AMECEA News. |
El proyecto recibe el nombre de Supporting Horn of Africa Resilience (Apoyar el poder de recuperación de Cuerno de África) y se apoya en este tipo de animales debido a su mayor facilidad de cuidados y posibilidad de reproducción. Las madres beneficiarias son elegidas por las organizaciones de beneficencia y la comunidad y son motivadas a realizar ahorros, reproducir sus animales y se comprometen a vender las crías para generar un patrimonio familiar y pasar a poseer animales de mayor costo y utilidad.
Según el coordinador de proyecto Kinfu Guta, las mujeres por lo general emplean los recursos obtenidos para comprar una vaca lechera, que ayuda a generar ingresos y alimentar a los niños. El programa ayuda a las familias a superar el pensamiento de supervivencia para pasar a buscar su desarrollo y generación de ingresos.
«Nuestro proyecto se establece en algunos de los lugares golpeados por la sequía causada por El Niño en 2015» (ver noticia anterior), explicó Kinfu a AMECEA News. «Durante este tiempo hemos sido testigos de cómo nuestras beneficiarias han administrado bien a pesar de los persistentes efectos de la sequía severa». Según el experto, el cambio de mentalidad abre a las familias a la posibilidad de acceder a otras ayudas como los fondos de emprendimiento y el aprendizaje de habilidades.
Un ejemplo de este éxito es Tadelech Bobe, una viuda con seis hijos residente del distrito Damot Pulasa en el poblado de Kulo Shinto. «Solía trabajar como empleada para alimentar a mis hijos, era apenas suficiente para el costo de nuestra vivienda así que poseer una cabra estaba más allá de mi imaginación», relató. La mujer recibió tres cabras que reprodujo para vender las crías y comprar una ternera, que luego también dio una cría. Este aumento en su patrimonio se sumó al dinero de los grupos de ahorro que pudo emplear para iniciar un pequeño negocio y se prepara para construir una casa digna para sus familia. «Despue? de eso seguiré cruzando y vendiendo mi ganado para ganar dinero y buscar mejores oportunidades de negocio».
Con información de AMECEA News.
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