miércoles, 04 de diciembre de 2024
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Tengo un mensaje para ti: las enseñanzas de la Madre Teresa a los jóvenes

Redacción (Martes, 30-08-2016, Gaudium Press) «Afronten con coraje la vida que es don de Dios», esta es la exhortación que hizo recientemente el Papa Francisco a los jóvenes, inspirado en la Madre Teresa de Calcuta -quien será canonizada el próximo 4 de septiembre- en el prefacio del libro en italiano «Amiamo chi non è amato», que traduce «Amamos a quien no es amado», y justamente recoge dos intervenciones inéditas de la Madre Teresa en Milán en el año 1973, cuando la próxima santa se encontró con un grupo de jóvenes y religiosas.

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«Queridos jóvenes: el fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio»/ Foto: catholic.org.

Y es que la fundadora de las Misioneras de la Caridad -Congregación presente en el mundo entero-, tuvo en su vida como religiosa una gran preocupación por la juventud, dedicando a ella, y en diversas oportunidades, sus enseñanzas; incluso muchas nuevas generaciones, debido a su testimonio cristiano, de caridad y entrega a los pobres, se vieron atraídas a la vida religiosa e ingresaron a su comunidad.

Varios de sus mensajes a la juventud, hablaban de amor, el amor cimentado en Dios y en la pureza. En una ocasión señaló: «A todos los jóvenes les digo: Ustedes son el futuro de la vida familiar; son el futuro de la alegría de amar. Mantengan la pureza, mantengan ese corazón, ese amor, virgen y puro, para que el día en que se casen puedan entregarse el uno al otro, algo realmente bello: la alegría de un amor puro».

 

A los jóvenes también escribió una carta, que compartimos íntegra a continuación:

Queridos jóvenes:

El mal más grande de nuestros días es la falta de amor y de caridad, la terrible indiferencia hacia los hermanos y hermanas (hijos de Dios, Nuestro Padre Celestial) que viven marginados, presos de la explotación, de la corrupción, de la pobreza y de la enfermedad.

Hemos sido creados por la mano de un Dios que es Amor infinito, para amarlo y ser amados por Él. Dios se hace uno de nosotros (nuestro hermano Jesús) para ayudarnos a comprender qué es el amor y para enseñarnos a amar.

El servicio más grande que pueden hacer a alguien es conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga; porque sólo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano, para la que hemos sido creados.

La vida es un don maravilloso de Dios y ayudar a los pobres, material y espiritualmente, más que un deber es un privilegio; porque Jesús, Dios hecho hombre, nos ha asegurado: «Cuanto hagáis a uno de estos pequeños hermanos míos, me lo hacéis a mí». Cuando ayudamos a otra persona, nuestra recompensa es la paz y el gozo, porque hemos dado un sentido a nuestra vida y ya no estamos aislados.

No dejen que falsas metas de la vida (dinero, poder, placer, estudio) los conviertan en esclavos y los hagan perder el auténtico sentido de la vida.

Aprendan a amar tratando de conocer cada vez más profundamente a Jesús; de creer firmemente en Él; de escucharlo en la oración intensa y en la mediación de sus palabras o gestos, que revelan perfectamente el amor; y entren en la corriente del amor divino que hace partícipes a los otros del mismo amor.

Sólo en el Cielo veremos cuán grande es nuestra deuda hacia los pobres por habernos ayudado a amar mejor a Dios.

 

Y cómo no recordar ésta reflexión: «Queridos jóvenes: el fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio»

En agosto de 1997, al poco tiempo de morir, dejó también un hermoso mensaje, tal vez el último que dirigió a todos: «Amaos los unos a los otros, como Jesús os ama. No tengo nada que añadir al mensaje que Jesús nos dejó. Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz».

De la redacción de Gaudium Press, con información de ACI y Misioneros por la Vida.

 

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