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Ciudad del Vaticano (Martes, 06-09-2016, Gaudium Press) La ceremonia de canonización tiene un desarrollo simple y ya preestablecido.
Forma parte de ese ritual que el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, actualmente el Cardenal Angelo Amato, solicite al Papa que proceda a la canonización del candidato propuesto a ser considerado un nuevo santo. En el caso del domingo 04/09, la Madre Teresa de Calcuta.
Después de este pedido, el mismo Cardenal Prefecto recuerda la vida del Candidato que se propone ser elevado a la gloria de los altares.
El Papa oye atentamente a todo.
Finalizada esta lectura, se inicia el cántico de la letanía de todos los santos que, con relación a la solicitud hecha por el Cardenal, es un pedido de auxilio a Dios para que el Pontífice tome una decisión acertada.
Entonces, luego después de la Letanía, el Papa lee, en latín, la fórmula oficial de canonización y, así, atiende el pedido hecho por el Cardenal y chancela la introducción del nombre del nuevo santo en la lista de los bienaventurados.
Así ocurrió también con Santa Madre Teresa:
«En honra de la Santísima Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de haber largamente reflexionado, invocado varias veces la ayuda divina y oída la opinión de muchos de Nuestros Hermanos en el episcopado, declaramos y definimos santa a la Beata Teresa de Calcuta y la inscribimos en el libro de los Santos y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honorada entre los Santos.
En nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo».
A seguir son conducidas hasta el altar las reliquias de la nueva santa, para ser veneradas.
Ahora ya se puede decir en todas las partes del mundo:
¡Santa Teresa de Calcuta, Rogad por nosotros! (JSG)
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