Buenos Aires (Jueves, 08-09-2016, Gaudium Press) El pasado 5 de septiembre se inauguró la XXVIII Exposición del Libro católico, cuyo lema era «Buenos libros, tesoros de misericordia y de amor a la Patria». La inauguración estuvo a cargo de Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata.
Junto a Mons. Aguer, presidente honorario y vitalicio de la exposición, estuvieron presentes la vicepresidenta de la FACE (Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas), Alicia Pilar Sánchez de Castro; el fundador y presidente de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino, padre Aníbal Ernesto Fosbery OP y el fundador y presidente de la Exposición del Libro Católico, Manuel Outeda Blanco.
La exposición continúa hasta el 18 de septiembre. Allí se desarrollarán también presentaciones de libros, conferencia, conciertos y sorteos de libros. Escuelas de la Capital Federal, y el conurbano bonaerense, aprovechan para realizar visitas guiadas y fomentar en los jóvenes el hábito de la lectura.
Al comienzo se leyó la bendición del papa Francisco, en la que el Santo Padre «formula fervientes votos para que la muestra contribuya cada vez más a la exaltación de los genuinos valores del libro católico e ilumine a cuantos los lean, jóvenes y adultos».
Apostolado del buen libro, esencial en la evangelización
En su alocución inaugural monseñor Aguer expresó que «podemos aseverar que el apostolado del buen libro ocupa un lugar importante en la obra evangelizadora de la Iglesia, pero esa importancia no es única. Sin duda que la verdad tiene una primacía porque la verdad ilumina; la verdad y la inteligencia, iluminan el corazón, señalan el camino, permiten que uno no se desvíe».
Agregó que «hay una referencia continua entre la inteligencia y la voluntad, entre la verdad y la caridad. La obra evangelizadora de la Iglesia no consiste solamente en repartir libros. Porque si no, Nuestro Señor Jesucristo hubiera dicho a sus apóstoles ‘vayan, escriban libros -como puedan, porque no había imprenta todavía-, repártanlos y así el Reino se difundirá en el mundo’, pero no dijo eso. Dijo: ‘Enseñen, hablen, prediquen, enseñen a cumplir lo que Yo les he mandado’. No es solamente ‘inteligencia’ sino ‘vida’. No es solamente ‘escuchar la palabra de Dios’, sino ‘vivir según las leyes del Reino’. Aquí está la coherencia entre lo que se piensa, lo que se escribe y lo que se vive».
Con información de Aica
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