Ciudad del Vaticano (Viernes, 09-09-2016, Gaudium Press) Este jueves el Papa Francisco retomó las homilías que venía haciendo en las misas matutinas que celebra en la Capilla de la Casa Santa Marta, diariamente.
Francisco reinició sus prédicas recordando que es preciso pedir a Dios la «sabiduría» para promover la paz en las cosas cotidianas porque es a partir de los pequeños gestos que nace la posibilidad de la paz en escala global.
Sabiduría
La paz no se construye por medio de grandes consensos internacionales. La paz es un don de Dios que nace en lugares pequeños. En un corazón, por ejemplo.
O en un sueño, como sucede a José, cuando un ángel le dice que no debe tener miedo de casarse con María, porque ella dará al mundo el Enmanuel, el «Dios con nosotros».
Y la Paz es Dios con nosotros.
Paz, cómo alcanzar esta meta
Cómo es posible alcanzar esta meta, cuestiona el Papa.
Él explica que en la liturgia del día hay otra palabra que habla de «pequeñez».
Aquella de la Virgen, de la cual se festeja la Natividad, y también aquella de Belén, tan «pequeña que tampoco consta en los mapas», resalta Francisco:
«La paz es un don, es un don artesanal que debemos trabajar, todos los días, pero trabajarlo en las pequeñas cosas: en las pequeñeces cotidianas. No son suficientes los grandes manifiestos por la paz, los grandes encuentros internacionales si después no se realiza esta paz en lo pequeño. Es más, tú puedes hablar de la paz con palabras espléndidas, hacer una gran conferencia…
Pero si en tu pequeño, en tu corazón no hay paz, en tu familia no hay paz, en tu barrio no hay paz, en tu trabajo no hay paz, no habrá tampoco en el mundo».
Pedir Sabiduría y cuestionar
El Papa sugiere que es necesario pedir a Dios la gracia de la «sabiduría de promover la paz en las pequeñas cosas cotidianas, todavía mirando para el horizonte de toda la humanidad».
«¿Cómo está tu corazón hoy? ¿Está en paz? Si no está en paz, antes de hablar de paz, coloca tu corazón en paz. ¿Cómo está tu familia hoy? ¿Está en paz? Si no eres capaz de llevar adelante tu familia, tu presbiterio, tu congregación, llevarla adelante en paz, no bastan palabras de paz para el mundo…
Finalizando sus palabras, Francisco levantó la pregunta que hoy él gustaría de hacer:
«¿Cómo está el corazón de cada uno de nosotros? ¿Está en paz?
¿Cómo está la familia de cada uno de nosotros? ¿Está en paz? ¿Es así, no? Para llegar a un mundo en paz». (JSG)
(De la Redacción, con informaciones RV)
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