Washington (Miércoles, 14-09-2016, Gaudium Press) Mons. William Lori, Presidente del Comité Ad Hoc sobre Libertad Religiosa de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), respondió mediante una carta el polémico informe sobre «Coexistencia Pacífica» del Presidente de la Comisión Estadounidense sobre Derechos Civiles, Martin R. Castro, en el cual emitió un severo juicio en contra de la libertad religiosa y solicitó limitarla en favor de las normas «anti discriminación».
Mons. William Lori, Arzobispo de Baltimore, Estados Unidos. Foto: Franciscan University. |
«Para el actual Presidente de la Comisión Estadounidense sobre Derechos Civiles la libertad religiosa está reducida a ‘nada excepto hipocresía’ y la religión está siendo usada como un ‘arma… por quienes buscan negar su igualdad a otros'», denunció el Arzobispo. «Estas declaraciones describiendo a quienes apoyan la libertad religiosa con la amplia acusación de fanatismo son temerarias y revelan un profundo desprecio por los fundamentos religiosos de su propio trabajo».
El prelado cita estas frases de la página 29 del informe, que provocativamente inicia con una cita de John Adams que afirma que los Estados Unidos no fueron «en ningún sentido, fundados sobre la religión cristiana». La dura crítica contra la libertad religiosa es culminada con una convocatoria a la acción de talante secularista que sorprendió a los prelados: «Esta generación de americanos debe ponerse de pie y hablar para asegurarse de que la religión jamás sea retorcida nuevamente para negar a otros la promesa plena de América», concluyó el funcionario.
Los creyentes hacen realidad los derechos a través de su servicio
Mons. Lori contestó estos argumentos: «La gente de fe ha sido frecuentemente quienes han llevado la promesa plena de América a las periferias más olvidadas cuando otros segmentos de la sociedad lo juzgaban demasiado costoso», recordó. El prelado invocó la memoria de numerosos creyentes cuyo papel fue decisivo en el respeto de los derechos civiles y el ejemplo de instituciones religiosas a la vanguardia de la defensa de los más vulnerables. «En lugares como St. Louis, las escuelas católicas estuvieron integradas siete años antes de la decisión de la Suprema Corte en Brown contra la Junta de Educación. Jesús nos enseñó a servir y no contar el costo». El ejemplo histórico se une al testimonio actual de sacerdotes y laicos que sirven a las comunidades con mayores dificultades y condiciones de abandono. «Si la gente de fe continúa siendo marginada son los pobres y vulnerables, no el presidente (de la Comisión) y sus amigos, quienes van a sufrir».
A pesar de que la labor de los creyentes no haya sido perfecta, «hemos enseñado por mucho tiempo que Dios, Creador de cielo y tierra, llama a todos y cada uno de los individuos a la existencia, ama a cada individuo y ordena a los creyentes a amar y mostrar misericordia a cada individuo», expuso el Arzobispo. «La idea de igualdad, que el presidente (de la Comisión) trata como una especie de talismán, es incomprensible separada de la misma fe que él busca retirar de la sociedad».
No se puede sacrificar la fe
El prelado advirtió que si bien los católicos que sirven desinteresadamente no llevan la cuenta de los costos materiales de sus acciones ni del costo personal que conllevan, «si debemos contar el costo a nuestra propia fe y moralidad. No buscamos imponer nuestra moralidad a nadie, pero tampoco podemos sacrificarla en nuestra propia vida y nuestro trabajo». Mons. Lori recordó que quienes defienden la libertad religiosa simplemente piden la libertad de servir en la forma como lo pide la fe y que las instituciones de carácter religioso sean conducidas «por personas que creen en nuestra misión y respetan un testimonio cristiano».
«En una sociedad pluralista, habrán instituciones con perspectivas que no sean las de la opinión popular. La declaración del presidente sugiere que la Comisión Estadounidense sobre Derechos Civiles no ve a los Estados Unidos como una sociedad pluralista», concluyó el Arzobispo. «Nosotros respetamos a quienes están en desacuerdo con lo que enseñamos. ¿Pueden ellos respetarnos a nosotros'». Mons. Lori reiteró que la Iglesia defiende la dignidad de todas las personas y rechaza la violencia y la persecución y defiende su acceso a buenos empleos y vivienda digna. «La gente de fe es una fuente de la fortaleza americana. Una sociedad incluyente y religiosamente diversa debería hacer lugar para ellos».
Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
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