Alberta (Miércoles, 21-09-2016, Gaudium Press) Los sacerdotes de las diferentes diócesis en Alberta y en los Territorios del Norte de Canadá deberán abstenerse de administrar el Sacramento de la Unción de los Enfermos a los pacientes que soliciten el suicidio asistido o la eutanasia recientemente admitidos en el orden legal de Canadá. La disposición hace parte de una serie de directivas pastorales publicadas por los Obispos de esta región del país y que incluyen criterios de elegibilidad para los sacramentos y el acceso a los ritos funerarios católicos.
Los católicos que libremente hubieran rechazado reconsiderar su petición de eutanasia tampoco son eligibles para los ritos funerales católicos. Foto: Catholicism Pure & Simple. |
«La petición de la eutanasia o el suicidio asistido está en directa contradicción con el llamado bautismal del creyente moribundo de proclamar en todo tiempo, especialmente en la proximidad de la muerte, que ‘no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí'», afirmaron los prelados, según informó The Catholic Register. En estos casos, los sacerdotes deben orientar a los creyentes, «implorando al enfermo con gentil firmeza» que desista de su propósito. «Si la persona, sin embargo, permanece obstinado, la Unción no puede ser celebrada».
Los Obispos recordaron que el hecho de solicitar la eutanasia ya constituye una falta grave porque significa «haber incitado y oficialmente arreglado que alguien los mate», acto que hace que el creyente quede en un «estado objetivo de pecado, el cual es gravemente desordenado». Los prelados pidieron tener en cuenta, sin embargo, que pueden existir atenuantes como el grado de conciencia del enfermo, la acción de medicamentos o presión externa, así como condiciones clínicas como la depresión.
Por este motivo estipularon que «si el penitente, habiéndose hecho consciente de la gravedad de la situación, está abierto a aprender la doctrina de la Iglesia en esta materia y abierto a reconsiderar su decisión, el sacerdote puede absolver». Por el contrario, quienes no aceptan «considerar en oración la renuncia a su petición», quedan en conocimiento de la gravedad de su decisión y eligen libremente hacer algo gravemente errado.
La elegibilidad de estos creyentes para la celebración de funerales católicos es también un tema sensible abordado por el documento. La directiva permite que las personas que han cometido suicidio puedan ser sepultados según los ritos religiosos invocando la incapacidad de juzgar la razón que llevó a las personas a cometer este error, pero excluye a quienes eligen libremente rechazar la oportunidad de reconsiderar el suicidio asistido. Sin embargo, los Obispos permiten que se ponga en consideración las necesidades de la familia, quienes podrían «necesitar el apoyo y oración», en casos en los cuales no estuvieron de acuerdo con la decisión del paciente, busquen la asistencia y consuelo de la Iglesia y no exista posibilidad de escándalo público. Sólo en estas circunstancias podría llegar a realizarse el rito religioso.
Con información de The Catholic Register.
Deje su Comentario