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Ciudad del Vaticano (Martes, 27-09-2016, Gaudium Press) Las Hermanas Hospitalarias de la Misericordia, una congregación de religiosas cuya vocación corresponde de modo directo al Jubileo de la Misericordia, fueron recibidas por el Santo Padre en una audiencia en la Sala Clementina, en el Vaticano, (24/09).
Señal concreta de la misericordia del Padre
En su discurso a las religiosas, el Papa agradeció al Señor por el compromiso de esta familia de almas que sigue el camino de fidelidad al carisma dejado por la fundadora, la Sierva de Dios Teresa Orsini Doria Pamphilj Landi.
Un carisma de servicio dedicado a las nuevas formas de pobreza de nuestros tiempos que, según Francisco, es una señal concreta de la misericordia del Padre.
La fundadora de las Hermanas Hospitalarias, la Sierva de Dios Teresa Orsini es un ejemplo de cuanto la Palabra del Señor puede cambiar la vida de quien se torna su discípulo. Ella fue una laica de familia noble que, coadyuvada por dos sacerdotes, se dejó guiar por las palabras de Jesús: «Estuve enfermo y me visitaste».
Delante de la enfermedad, no hay distinciones
Dijo el Papa: «Delante de la debilidad de la enfermedad no pueden existir distinciones de estado social, raza, lengua y cultura; todos nos tornamos frágiles y somos confiados a los otros. La Iglesia tiene como compromiso y responsabilidad la proximidad a los que sufren, llevarles consolación, conforto y amistad».
Por eso, el Pontífice exhortó a las Hermanas Hospitalarias de la Misericordia a reforzar su servicio a los hermanos y hermanas internados en los hospitales para que se sientan aliviados en su dolor:
«Jamás se rindan delante de este precioso servicio», aconsejó Francisco.
Laicismo en los hospitales
En sus palabras el Papa advirtió sobre la cultura laicista que, en nuestros días, busca eliminar de los hospitales toda referencia religiosa, origen y causa de las dolorosas carencias humanas en los lugares de sufrimiento.
Palabras de incentivo
Francisco encerró sus palabras con palabras de ánimo y aliento:
«Nunca se cansen de ser amigas, hermanas y madres de los enfermos. Que la oración sea siempre la linfa que sustenta su misión evangelizadora. Al aproximarse a los enfermos les transmitan la paz y la alegría, frutos del Espíritu Santo. Jesús, que está presente en la persona del enfermo, sea su fuerza».
Francisco concluyó sus palabras, recordando el cuarto voto religioso, de gran actualidad, que caracteriza la Congregación fundada por Teresa Orsini:
«Dedicarse a las personas sin-techo, sin familia, sin patria y necesitadas de acogida». (JSG)
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