Roma (Miércoles, 28-09-2016, Gaudium Press) El P. Bernardo Cervellera, misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras y Editor en jefe del informativo Asia News, realizó un análisis del borrador de la nueva regulación de las actividades religiosas fue difundido en China y que reemplazaría a las normas expedidas en 2004. Las restricciones a la libertad religiosa se endurecen: se prohíbe a los miembros del Partido Comunista practicar religión alguna incluso de manera privada, se estipulan controles sobre las edificaciones y los símbolos religiosos y quedaría en riesgo la subsistencia misma de la Iglesia «subterránea».
P. Bernardo Cervellera. Foto: Parrocchia San Magno Legnano |
Entre las novedades del borrador el P. Cervellera destacó nuevas reglas que afectan la construcción de edificios religiosos y estatuas que confirman el interés del gobierno en la limitación del uso público de símbolos religiosos evidenciado en la reciente campaña de demoliciones. A esto se suman restricciones al uso de Internet, disposiciones de registro de ministros católicos y un sorprendente aumento de las multas impuestas a quienes violen las normativas. «Hay penalidades que llegan hasta 200.000 yuanes (más de 27.000 euros: el salario mínimo en Shanghai es de poco menos de 300 euros) por ‘actividades religiosas ilegales’ o ‘viajes al extranjero y peregrinaciones sin el permiso del gobierno'», advirtió el sacerdote.
El P. Cervellera afirmó que un miembro de la Oficina del Consejo de Estado para los asuntos legislativos indicó que «se dice que es un borrador, pero en realidad es el texto definitivo» y que la regulación se contradice al reiterar el derecho de los ciudadanos a la libertad religiosa y estipular que no se puede discriminar a los ciudadanos por sus creencias religiosas para luego introducir normas que atentan contra la libertad religiosa. «Para estar ‘de acuerdo a la ley’, las religiones deben ser ‘guiadas’ por el gobierno del pueblo, por los departamentos para los asuntos religiosos, por las autoridades de condados y de pueblos, las cuales tienen el derecho a intervenir sobre las actividades religiosas», expuso el sacerdote, citando el artículo 6 de la regulación.
Las instituciones además deben cumplir con los requerimientos de «independencia y de auto-gobierno» y «no ser controlado por fuerzas extranjeras», acusaciones que han motivado la persecución de los católicos que se mantienen fieles a la Santa Sede y han rechazado el control gubernamental sobre la vida de la Iglesia. El artículo 17 de la norma hace necesaria una autorización especial para poder traer miembros extranjeros, lo cual perjudica por ejemplo a los Seminarios que cuentan con profesores extranjeros. El permiso sólo puede ser otorgado por el departamento para los asuntos religiosos del Consejo de Estado.
Las normas también introducen permisos especiales y aprobaciones en el proceso de construcción de templos, con la prohibición expresa de «construcción de grandes estatuas religiosas fuera de los templos e iglesias». Las reglas estipulan que los Obispos «que no hayan obtenido, o que hayan perdido las credenciales profesionales no pueden realizar actividades como personal religioso» y califican como acciones criminales las actividades religiosas «ilegales», «el aceptar el dominio de fuerzas extranjeras, aceptar sin autorización clero de grupos religiosos extranjeros u organizaciones, como también otros actos contrarios al principio de la Independencia religiosa y del auto-gobierno», lo cual parece apuntar directamente a las actividades de la comunidad católica «subterránea» que ha ejercido el apostolado en la clandestinidad.
Con información de Asia News.
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