Ciudad del Vaticano (Miércoles, 26-10-2016, Gaudium Press) El Papa Francisco abrió su homilía en la Misa de la Casa Santa Marta, en la mañana de este martes, recordando que son Bienaventurados aquellos que «caminan en la Ley del Señor».
Ya al inicio, Francisco mostró que la Ley no es solamente para ser estudiada, sino para «caminar en ella», agregando además que la Ley «es para la vida, es para ayudar a hacer el Reino, a hacer la vida».
Hoy, afirmó Francisco, el Señor «nos dice que también el Reino está en camino».
Reino de Dios
«¿Qué es el Reino de Dios?» preguntó el Papa. «Tal vez el Reino de Dios -dijo- sea una estructura bien hecha, todo en orden, organogramas bien hechos, todo… y aquello que no entra allí, no es el Reino de Dios. ¡No! Con el Reino de Dios ocurre lo mismo que puede ocurrir con la Ley: lo ‘inmóvil’, la rigidez… La ley es para caminar en ella, el Reino de Dios está en camino. No es estático. Y más: el Reino de Dios ‘se hace’ todos los días'».
El Santo Padre recordó a los presentes que Jesús habla en sus parábolas de «cosas de la vida cotidiana»: por ejemplo el fermento, la semilla… El fermento que «no permanece fermento», porque, al final, «se mezcla con la harina», está, por tanto, «en camino y hace el pan».
La semilla que «no permanece semilla» porque «muere y da vida al árbol». «El fermento y semilla, subrayó Francisco, están en camino para hacer algo», pero para esto, «mueren». «No es un problema de pequeñez, de poca o gran cosa. Es un problema de camino, y en el camino ocurre la transformación», afirmó.
Rigidez y docilidad al Espíritu Santo
El Papa continuó y cuestionó:
«¿Cuál es el comportamiento que el Señor nos pide para que el Reino de Dios crezca y sea pan para todos y habitación, también, para todos? La docilidad.
El Reino de Dios crece con la docilidad a la fuerza del Espíritu Santo. La harina deja de ser harina y se torna pan, porque es dócil a la fuerza del fermento, y el fermento se deja amasar con la harina… no sé, la harina no tiene sentimientos, pero de este dejarse amasar se puede pensar que hay algún sufrimiento allí, ¿no? Y después, se deja cocinar. Pero, también el Reino… pero el Reino crece así, y al final es alimento para todos».
«El hombre y la mujer dóciles al Espíritu Santo – afirmó el Papa – crecen y son don para todos. También la semilla es dócil para ser fértil, y pierde su entidad de semilla y se torna otra cosa, mucho mayor: se transforma». Así es el Reino de Dios: «en camino». En camino «rumbo a la esperanza», «en camino en dirección a la plenitud».
La rigidez hace huérfanos: sin Padre
El Reino de Dios «se hace todos los días, dijo el Pontífice, con la docilidad al Espíritu Santo, que es aquel que une nuestro pequeño fermento o la pequeña semilla a la fuerza, y lo transforma para hacer crecer». Si, envés, no caminamos, nos tornamos rígidos y «la rigidez nos hace huérfanos, sin Padre»:
«Lo rígido tiene solamente patrones, no un padre. El Reino de Dios, continuó Francisco, es como una madre que crece y fecunda, se dona a sí misma para que los hijos tengan comida y techo, de acuerdo con el ejemplo del Señor».
Y el Papa finalizó afirmando que hoy es un día para pedir la gracia y la docilidad al Espíritu Santo.
«Muchas veces somos dóciles a nuestros caprichos, a nuestros juicios: ‘Pero, yo hago lo que quiero…’
Y… así el Reino no crece, tampoco nosotros. Será la docilidad al Espíritu Santo que nos hará crecer y transformar como el fermento y la semilla. Que el Señor nos dé a todos la gracia de esta docilidad». (JSG)
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