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Lisboa – Portugal (Viernes, 28-10-2016, Gaudium Press) En Portugal, la «Semana de los Seminarios 2016», deberá ocurrir entre los días 6 y 13 de noviembre próximo.
La Semana tendrá como base el Jubileo de la Misericordia y destacará la importancia de la virtud de la Misericordia en el desarrollo de las vocaciones.
Vocación Sacerdotal
Mons. Virgílio Antunes, presidente de la Comisión Episcopal de las Vocaciones y Ministerios, en su mensaje para la promoción de este evento en este año, destaca que «la vocación sacerdotal no nace solamente de un llamado, de un deseo o de un impulso interior; ella es fruto del encuentro de Dios misericordioso con el hombre perdido y que es encontrado, con el hombre muerto y que revive».
Movidos por la Misericordia de Dios
La Semana de los Seminarios de este año recibió un título que sería un tema más a ser desarrollado: «Movidos por la Misericordia de Dios».
La Semana pretende difundir la idea de que los seminarios son lugares donde los jóvenes aprenden «la misericordia» del Padre para después poder entregarse «al servicio de los otros».
Importancia de la Familia y la Educación
Pero la Semana pretende también recordar la importancia del papel de la educación en la familia y en las varias etapas del caminar dentro de la Iglesia Católica, para el surgimiento de más niños y jóvenes dispuestos a consagrar su vida a Cristo.
Mons. Virgílio Antunes afirma en su Mensaje: «Una familia que no vive relaciones de comunión a partir de la fe y donde cada uno no está dispuesto a acoger, comprender y perdonar en el seguimiento de Jesús, no fomenta la germinación de una vocación».
Y, agrega el obispo de Coimbra, «una educación cristiana que no favorece experiencias fuertes de encuentro con Dios en los momentos de espiritualidad, de oración, de reconciliación, de perdón, de compartir las miserias humanas, no puede tener consecuencias vocacionales».
Solo se abre a una misión en la Iglesia quien vivió de la «Misericordia de Dios»
Tener el alma y el corazón abiertos a la vida de misión en la Iglesia Católica, al sacerdocio, al celibato; estar listo a hacer de las comunidades la propia familia; implica en una conversión radical que solo es posible en quien hace en su vida la experiencia de la «misericordia de Dios», afirmó el presidente de la Comisión Episcopal de las Vocaciones y Ministerios eclesiásticos que, para concluir agregó:
«Ninguna ley de este mundo, ningún consejo, ningún raciocinio de la razón tienen la misma capacidad para mover la mente, la voluntad y el corazón» que esa experiencia de la «misericordia de Dios».
Y, para mostrar cómo alcanzarla, una guía fue editada y presenta algunas propuestas para la vivencia de este tiempo, que es sobre todo de acción de gracias y de oración por el surgimiento de nuevas vocaciones. Entre ellas la oración para la semana, una vigilia de oración y un rosario vocacional. (JSG)
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