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La importancia de orar por los difuntos por quienes nadie ora

Washington (Martes, 01-11-2016, Gaudium Press) La redactora Katrina Fernández relató en el portal web Aleteia una experiencia que le recordó la importancia de orar por los difuntos, especialmente cuando muchos de ellos no tienen a nadie que los encomiende en sus oraciones. Un hombre le envió un carta pidiéndole que orara por su esposa fallecida, ya que su familia no era católica y no creían en la necesidad de orar por los difuntos. El viudo sería la única persona que recordaría este deber y buscaba apoyo para que otras personas lo hicieran también.

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Cementerio católico en Jerusalén, en las inmediaciones del Templo de la Durmición de la Santísima Virgen. Foto: Davepope.

La carta no sólo hizo relevante el drama de una persona que podría estar en el purgatorio con una gran necesidad de oración y se hallara casi abandonada. Esta es además la situación de numerosas almas cuyos seres queridos y familiares no saben o han rechazado el hecho de que su oración es muy necesaria para completar la expiación que necesitan. La poca conciencia sobre esta situación se evidenció en los comentarios de una cuñada de su abuela, quien oró mucho durante su enfermedad pero al fallecer intentó consolar a la redactora diciéndole que ella ya era un «ángel en el cielo» y que ya no hacía falta orar por ella.

«Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo», explica el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 1030. «Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos».

Fernández recomendó algunas prácticas que los creyentes pueden realizar para ayudar a sus seres queridos fallecidos. Varias oraciones pueden ser recitadas en su favor, comenzando por la clásica plegaria «Dale, Señor † el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua». También se puede encomendar privadamente las intenciones de los fieles difuntos en cada Eucaristía, tanto en la Oración Colecta como en el «memento» de difuntos en la Plegaria Eucarística.

Otra alternativa de gran conveniencia es afiliar a los seres queridos a las iniciativas de oración por los difuntos, en las cuales los fallecidos quedan registrados como beneficiarios de oraciones y Eucaristías. La forma más eficaz de ayudar a los fieles difuntos es encargar Eucaristías en su beneficio y entre estas la tradición de la Iglesia valora especialmente las Misas Gregorianas, que son una serie de 30 Eucaristías celebradas en días consecutivos en las cuales se pide por un solo difunto.

Si bien muchos fallecidos son olvidados por sus familias y amigos, existen órdenes religiosas, sacerdotes, religiosos y laicos que acostumbran orar cotidianamente por todos los difuntos, especialmente los más necesitados de la misericordia divina. «Los muertos nunca serán olvidados o ignorados en la Iglesia», concluyó Fernández. «Hay un tremendo alivio en ese conocimiento».

Con información de Aleteia.

 

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