Santiago (Jueves, 03-11-2016, Gaudium Press ) «El último capítulo de nuestra existencia no está en la destrucción de nuestro cuerpo, sino que el último capítulo, que no tiene fin, es la vida eterna, esa vida eterna que en el credo de cada domingo decimos profesar y querer. Junto con Jesús, cada uno de nosotros, está llamado a participar de la gloria de Cristo».
Con estas palabras, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, se dirigió a los fieles durante la celebración de la solemnidad de «Todos los Santos» el pasado 1 de noviembre en la capilla del cementerio parroquial de Lampa, que está ubicada en medio del campo santo. Previamente, el pastor capitalino destinó un tiempo para recorrer los sepulcros y acompañar a quienes visitaban a sus seres queridos.
Continuando con su mensaje, el cardenal expresó: «He visto con conmoción como su humilde cementerio se ha vuelto un jardín lleno de flores y eso es un signo de su amor, de su fe y su esperanza. Amor porque la expresión de estar aquí en el día de hoy, de pasar unos momentos junto a los restos mortales de sus seres queridos, son un testimonio de lo bello, de lo hermoso que ha sido vivir como hijos, como hermanos, como esposos, como padres. Signo de fe porque están aquí, porque saben que los restos mortales de nuestros seres queridos recibieran la transformación que es participar de la resurrección del señor».
Y agregó: «Este camino que estamos recorriendo es el camino que los santos han recorrido, aquellos santos que están más cerca de nuestra devoción, aquellos santos que han vivido entre nosotros, como Teresa de los Andes, Alberto Hurtado, Laura Vicuña y como tantos otros que han hecho el mismo camino que nosotros, desde el bautismo, recorriendo su vida tras Jesús».
Finalmente, el pastor exhortó a los fieles a confiar en la intercesión de los Santos ante Dios. «Le pedimos a los santos y también a todos los que descansan en los cementerios, ayúdennos a caminar en la vida, fieles a Jesucristo, fieles a nuestras familias, fieles a la iglesia de Jesús, fieles a nuestros deberes cristianos de justicia, paz, solidaridad y amor, ayúdenos a anticipar aquí en la tierra, el reino definitivo de Dios», concluyó.
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