sábado, 23 de noviembre de 2024
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Arzobispo de Olinda y Recife, Brasil, concede bendiciones a los sacerdotes fallecidos

Recife – Pernambuco (Lunes, 07-11-2016, Gaudium Press) En el cementerio Señor Buen Jesús de la Redención, conocido como Cementerio de Santo Amaro, situado en el barrio de Santo Amaro, el Arzobispo Mons. Fernando Saburido presidió la misa de las 10:00 horas, concelebrada por el capellán del cementerio, Padre João Crisóstomo, y por el Padre Rinaldo Pereira, párroco de la Parroquia de San Pedro Gonçalves, en el Recife Antiguo.

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En la ocasión, fue montado un altar bajo un toldo en la alameda central, en frente a la capilla, para acoger un extenso público de fieles que fueron a rezar por amigos y familiares, en la certeza de la resurrección.

En contacto con la prensa local, Mons. Fernando dijo que el Día de Finados es un día de saudade, pero no de tristeza. Además, declaró que se puso feliz por ver diversos grupos de jóvenes católicos participando de este momento distribuyendo rosarios, haciendo oraciones y llevando cariño y palabras de aliento a las personas que circulaban en el lugar. «Es un día de recuerdos y oraciones. Día para evangelizar y sembrar esperanza, como hicieron los jóvenes del grupo Regnum Christi y de la comunidad Shalom», comentó.

Finalizada la ceremonia en la Capilla del cementerio de Santo Amaro, el Arzobispo de Olinda y Recife bendijo la Alameda de las Hermandades, una construcción sustentable con cajones y osarios modernos y ecológicamente correctos.

Además, Mons. Fernando oró, por algunos instantes, delante de la nueva tumba de la Hermandad, donde están los restos mortales de los cuatro padres de la Arquidiócesis que murieron en este año, incluyendo el capuchino italiano Fray José Maria Del Giudice.

En seguida, acompañado por Padre Rinaldo, el prelado aspergió agua bendita sobre el túmulo de los padres.

Al hacer un análisis sobre la tradición de los católicos de visitar los túmulos en esta época, el capellán, Padre João Crisóstomo, afirmó que «es un día de esperanza y no de lágrimas, que nos hace entender que los cuerpos de nuestros hermanos fallecidos no son propiedad nuestra, ni en occidente ni en oriente», y que eso genera «una intercesión de realidad, independiente de creencias y culturas», llevándonos «a vivir en estado de comunión con todo el mundo».

En la parte de la tarde, el Arzobispo presidió la celebración eucarística, en intención de los fieles fallecidos, en el cementerio Parque das Flores, en el barrio de Sancho, zona oeste de Recife. (LMI)

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