Ciudad del Vaticano (Martes, 08-11-2016, Gaudium Press) El Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios realizará del 10 al 12 de noviembre su XXXI Conferencia Internacional, que llevará por título «Por una cultura de la salud acogedora y solidaria al servicio de las personas afectadas por patologías raras y olvidadas». Estas dolencias que reciben poca atención de los profesionales de la salud afectan a unos 400 millones de personas en el mundo.
Las enfermedades raras cuentan con menos opciones de tratamiento y presentan alto riesgo de muerte. Foto: Prevención Fremap |
«La Iglesia, que en el curso de sus dos mil años de atención por el mundo de los enfermos, ha sentido siempre que el servicio a los que sufren es parte integrante de su misión», declaró en la presentación del Congreso Mons. Jean-Marie Mupendawatu, Secretario del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios. «Se propone, con la organización de esta conferencia, ponerse al servicio de los que sufren este tipo de enfermedades, dando respuestas de carácter educativo, cultural y pastoral a este desafío. El cuidado y tratamiento de los pacientes en general, y de los que sufren de enfermedades raras y olvidadas, en particular, son una ineludible obra de misericordia corporal evangélica».
Las enfermedades consideradas «raras» afectan a una persona de cada dos mil y abarcan hasta ocho mil enfermedades principalmente de origen genético y que representan un alto peligro de muerte para el paciente. Estas patologías cuentan con recursos limitados para atenderlas, debido a que su rareza evita que se realicen estudios suficientes y que la industria farmacéutica elabore las medicinas necesarias para su tratamiento.
«La desigualdades en la distribución de los recursos económicos, sobre todo en los países de bajos ingresos, tienen relevantes repercusiones en la implementación de la justicia sanitaria», advirtió el P. Augusto Chendi, Subsecretario del Dicasterio. «Si es innegable que el conocimiento científico y la investigación de las empresas farmacéuticas deban tener leyes propias a las que atenerse, como, por ejemplo, la tutela de la propiedad intelectual y una justa ganancia como aliciente para la innovación, estas deben encontrar una composición adecuada con el derecho al acceso a las terapias esenciales y/o necesarias, sobre todo en los países menos desarrollados».
Con información de Radio Vaticano y Vatican Insider.
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