sábado, 23 de noviembre de 2024
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"Sed de poder y deslealtad son incompatibles con el servicio", dice el Papa

Ciudad del Vaticano (Jueves, 10-11-2016, Gaudium Press) En la homilía de la Santa Misa celebrada en este martes por la mañana en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco afirmó que son muchos los obstáculos que «impiden de servir al Señor con libertad» como «la sed de poder» y la «deslealtad», que, según él, también existe «en la vida de la Iglesia».

«El Señor dijo que ningún servicio puede tener dos patrones. O se sirve a Dios o se sirve al dinero y este es un obstáculo: la deslealtad que no es lo mismo que ser pecador», dijo el Pontífice.

Francisco dijo a sus oyentes presentes en la Capilla que todos son pecadores y se arrepienten, pero «ser desleales es hacer juego duplo», es «jugar con Dios y jugar con el mundo», lo que «es un obstáculo».

Sed de Poder y ser desleal

«Aquel que tiene sed de poder y aquel que es desleal difícilmente pueden servir o ser siervo libre del Señor», afirmó, para citar obstáculos que «quitan la paz y causan un temblor en el corazón que no deja en paz».

Sobre la «sed de poder», el Pontífice explicó que «Jesús revierte los valores de la mundanidad» porque enseñó que «aquel que manda se torna como aquel que sirve». Para el Papa, «este deseo de poder no es el camino para tornarse un siervo del Señor, al contrario, es un obstáculo, uno de estos obstáculos que rezamos al Señor para que aleje de nosotros», desarrolló.

Servicio de Dios y «ser vitrina»

Francisco alertó a las personas que viven apenas para «ser vitrina, para aparecer», por la «fama mundana».

Cuánta gente «vive solamente para ser vitrina, para aparecer, para que digan: ‘Ah, cómo él es bueno…’, todo por la fama. Fama mundana». Así, -advierte-, «no se puede servir al Señor».

Por eso, dijo el Papa, «pedimos al Señor para remover los obstáculos para que con serenidad, sea del cuerpo, sea del espíritu», podamos «dedicarnos libremente a su servicio»:

«El servicio de Dios es libre: nosotros somos hijos, no esclavos. Y servir a Dios en paz, con serenidad, cuando Él mismo sacó de nosotros los obstáculos que quitan la paz y serenidad, es servirlo con la libertad. Y cuando servimos al Señor con libertad, sentimos la paz todavía más profunda, ¿no es verdad? De la voz del Señor: ‘Oh, ven, ven, ven, siervo bueno y fiel’. Y todos nosotros queremos servir al Señor con bondad y fidelidad, pero precisamos de su gracia: solitos no podemos. Y por eso, pedir siempre esta gracia, que sea Él quien remueva esos obstáculos, que sea Él a darnos esa serenidad, esa paz del corazón para servirlo libremente, no como esclavos: sino como hijos».

Siervos inútiles

Francisco mostró que también cuando nuestro servicio es libre, debemos repetir que «somos siervos inútiles» conscientes de que solitos no podemos hacer nada.

«Solamente -afirma- debemos pedir y dar espacio para que Él haga en nosotros, y Él nos transforme en siervos libres, en hijos, no en esclavos».

«Que el Señor nos ayude a abrir el corazón y dejar trabajar al Espíritu Santo, para que remueva de nosotros esos obstáculos, especialmente el deseo de poder que hace tanto mal, y la deslealtad, la doble cara de querer servir a Dios y el mundo», pidió Francisco para luego concluir:

«Y así nos dé esa serenidad, esa paz para poder servirlo como hijo libre, que al final, con mucho amor, le dice: ‘Padre, gracias, pero el Señor sabe: yo soy un siervo inútil’ «. (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de la RV)

 

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