domingo, 24 de noviembre de 2024
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La Pontificia Academia para la Vida tiene Estatuto que entra en virgor el próximo 1ro. de enero

Ciudad del Vaticano (Lunes, 14-11-2016, Gaudium Press) El 1 de Enero de 2017 entra en vigor el «Estatuto de la Pontificia Academia para la Vida», aprobado por el Papa Francisco con el objetivo de defender y promover el valor de la vida y la dignidad de las personas.

1.jpgLa Pontificia Academia para la Vida fue instaurada el 11 de Febrero de 1994 durante el Pontificado de Juan Pablo II. El estatuto especifica que la Academia tiene una tarea principalmente científica de promoción y defensa de la vida humana, estudiando, formando e informando.

La novedad de la nueva vigencia de 5 años con respecto a lo que ya está en funcionamiento, reside en la contribución de la Pontificia Academia para la Vida con los Dicasterios de la Curia Romana, principalmente con la Secretaría de Estado y con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, de acuerdo con sus respectivas competencias y con un espíritu de colaboración; además el Dicasterio para los Laicos, la familia y la vida también propondrá a un miembro del Consejo Directivo.

La Pontificia Academia está conformada por la presidencia, la oficina central y los miembros académicos, nombrados jerárquicamente desde el Presidente que es nombrado por el Santo Padre durante la vigencia de los 5 años establecidos, siguiendo con la Oficina Central donde se encontraran los miembros ordinarios, regulares, honorarios y jóvenes investigadores, teniendo también a los académicos que serán elegidos entre sacerdotes, religiosos y laicos de diferentes nacionalidades y con especialidades puntuales como la medicina, la biología, teología, filosofía y derecho entre otras.

Como muy importante actividad «la Pontificia Academia para la Vida tendrá que mantener una colaboración estrecha con los organismos e instituciones mediante las cuales la Iglesia está presente en el mundo de la ciencia biomédica, de la salud y de las organizaciones sanitarias, ofreciendo la propia colaboración a los médicos e investigadores, aunque no sean católicos o cristianos, que reconozcan, como fundamento moral esencial de la ciencia y de la medicina, la dignidad del hombre y la inviolabilidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, como figura propuesto en el Magisterio de la Iglesia». (SMV/scm)

Con información de Aciprensa

 

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