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Faro – Portugal (Jueves, 17-11-2016, Gaudium Press) A propósito del Año Santo Extraordinario que termina el próximo día 20, Día de Cristo Rey, el obispo de Algarve, Mons. Manuel Quintas, afirmó que el Año Santo termina, «pero la misericordia de Dios continúa» y esto porque ella «no finaliza nunca».
Su pensamiento fue expresado durante la celebración de la Eucaristía que encerraba el Jubileo en la diócesis, celebrada en la Catedral de la Sede, de Faro.
Este domingo, en las catedrales y santuarios de todo el mundo, fueron cerradas muchas de las Puertas de la Misericordia abiertas en el Año Santo extraordinario convocado por el Pontífice y que comenzó el 08 de diciembre de 2015.
La puerta de la Basílica de San Pedro será cerrada este domingo – Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo – finalizando así el Jubileo de la Misericordia.
La Misericordia de Dios nunca termina
«La misericordia de Dios no finaliza nunca. La puerta de este corazón, donde brota esta fuente de misericordia, está siempre entreabierta», fueron palabras de Mons. Manuel Quintas, divulgadas por la ‘Folha do Domingo’, diario de la diócesis.
Lema del Jubileo
El prelado de Algarve afirmó que el lema del Jubileo Extraordinario ‘Sed misericordiosos como el Padre es misericordioso’ «tiene que continuar» siendo el lema de los cristianos «aprender, constantemente, a ser misericordiosos como Él es misericordioso».
«Sabemos que esto es un criterio que nos identifica y que torna más creíble nuestro testimonio».
Todavía en la Eucaristía del cierre del Año Santo de la Misericordia en su diócesis, Mons. Quintas, recuerda que el Papa Francisco, afirmó que donde esté un discípulo de Cristo «tiene que estar ahí también presente, de manera viva y actuante la misericordia del Padre».
Examen de consciencia
Mons. Manuel pidió a los fieles que mirasen para atrás e hiciesen «una especie de examen de consciencia»:
«¿Cómo es que fue este tiempo para nosotros? ¿Cómo es que celebramos la misericordia?»
«¿De qué modo es que este Año de la Misericordia nos ayudó a ser mejores discípulos de Jesús, nos ayudó a ser miembros de esta Iglesia que es nuestra, a partir de nuestras comunidades parroquiales, de manera más consciente, corresponsable y participativa?»
Falta caminar mucho…
El obispo diocesano dijo que es posible estar «contento por el camino recorrido», pero mirando al recorrido y al estado de la conversión personal todavía se verifica que «falta mucho caminar.»
«Esta conversión personal, comunitaria, eclesial tiene que continuar para que nuestro testimonio sea más fuerte, convincente y eficaz, para que este regreso a lo esencial sea permanente y constante en cada día de nuestra vida, para que esta Iglesia que nosotros constituimos sea verdaderamente «una casa para muchos y una madre para todos»», dijo el Prelado, citando al Papa Francisco. (JSG)
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