Bogotá (Martes, 22-11-2016, Gaudium Press) La Primera Asamblea Arquidiocesana celebrada el 19 de noviembre en Bogotá fue el marco para la puesta en marcha de la 2ª etapa del Plan de Evangelización «Plan E» que adelanta la Arquidiócesis capitalina. Con el título el «Nuevo Rumbo», la segunda fase estará especialmente marcada por una actitud misionera que llegue a todos los rincones de la capital colombiana.
El inicio de la etapa evangelizadora, cuyo lema es «Hoy salimos, ¡testigos de la misericordia!», tuvo lugar en el marco de un encuentro festivo realizado en la Plaza del Jubileo de Compensar con la participación de más de 3 mil personas representantes de los diversos grupos juveniles, familias, movimientos y parroquias de Bogotá.
El Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Cardenal Rubén Salazar Gómez, quien no pudo estar presente en el evento por encontrarse en Roma en el consistorio convocado por el Papa Francisco, envió a la Asamblea Arquidiocesana un mensaje:
3 mil personas participaron en el lanzamiento de la segunta etapa del Plan de Evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá / Foto: Arquidiócesis de Bogotá. |
«Hemos vivido en estos 3 últimos años la primera etapa de Nuestro Plan de Evangelización. Ha sido una etapa que la hemos llamado ‘El Gran Giro’, porque suponía que todos los miembros de la arquidiócesis (…) empezaban a asimilar de una manera nueva, profunda, que transformara su modo de pensar, su modo de ver, su modo de actuar, el Nuevo Plan de Evangelización; un nuevo paradigma de evangelización (…) Hoy nos reunimos para tomar conciencia del camino recorrido, y para empezar a recorrer juntos el nuevo camino», expresó.
El purpurado también explicó el lema de la segunda etapa del Plan de Evangelización: «El Papa Francisco no se cansa de repetir que la Iglesia tiene que ser una Iglesia en salida (…) La Arquidiócesis de Bogotá tiene que tomar conciencia de todo lo que implica la ciudad, tiene que meterse a analizar la realidad permanente de la ciudad, de lo que viven los bogotanos: sus anhelos, sus esperanzas, sus temores, sus necesidades, sus tragedias, sus dolores. Es una Iglesia que debe asumir toda la vida de la ciudad para ir a ella».
«No se trata solamente de un salir físico (…) Se trata de una actitud fundamental del corazón (…) Un corazón que vaya en busca de los demás, que venza la indiferencia, todo aquello que nos pueda separar de los demás y que nos puede encerrar dentro de nosotros mismos. Esto es lo que la Iglesia llamamos una actitud misionera (…) es ser conscientes de nuestra misión, que es ir a todas las naciones, ir a todas las personas, ir a todos (…) haciendo énfasis en ir a las periferias, ir a aquellos que están más lejos, los que más sufren, los que están viviendo situaciones más difíciles (…) Tenemos que salir siempre, salir siempre con una enorme generosidad», continuó el Cardenal Salazar.
Lema de la segunda etapa del «Plan E» / Foto: Arquidiocesis de Bogotá. |
El purpurado luego pregunto: «¿Qué significa testigos?», e inmediatamente explicó: «Hemos tomado conciencia que la mejor predicación del Evangelio es el testimonio de vida. No bastan las palabras, se necesitan gestos reales, gestos concretos, se necesita que si nosotros proclamamos la misericordia de Dios, entonces nosotros seamos misericordiosos».
El epicentro del lanzamiento de la 2ª etapa del Plan de Evangelización, fue la celebración Eucarística que presidió Mons. Pedro Salamanca, Obispo Auxiliar de Bogotá, en compañía de Mons. Luis Manuel Alí, también Obispo Auxiliar.
«Hoy al concluir el Jubileo de la Misericordia. Hoy al término del ‘Gran Giro’ y al inicio del ‘Nuevo Rumbo’. Hoy, al concluir esta asamblea, salimos testigos de la misericordia (…) porque hay mucha gente que sufre en esta ciudad y requiere de la luz del Evangelio para darle un sentido a su sufrimiento y así poderlo afrontar con toda serenidad», dijo Mons. Salamanca durante la Homilía.
Luego continuó: «Hoy salimos testigos de la misericordia, deseosos de iniciar una profunda transformación misionera de nuestra arquidiócesis, persuadidos de que no podemos guardarnos el tesoro del Evangelio, ni desperdiciar todo su potencial de vida y de salvación».
Con información de la Arquidiócesis de Bogotá.
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