Chur (Viernes, 09-12-2016, Gaudium Press) El Obispo de Chur, Suiza, Mons. Vitus Huonder, alertó sobre la «atemorizante superficialidad» con la cual se tratan asuntos morales de gran importancia en la sociedad y reiteró la sacralidad de la vida humana en un Mensaje Pastoral con motivo del Día de los Derechos Humanos que se celebra en el país el día 10 de diciembre divulgado por The Catholic Register. En el documento, el prelado explicó los motivos por los cuales ordena a los sacerdote no administrar el sacramento de la Unción de Enfermos a los pacientes que solicitan la eutanasia.
Mons. Vitus Huonder, bispo de Chur, Suiza. Foto: Diócesis de Chur. |
«La disposición de un paciente que sufre a cometer suicidio con ayuda de un tercero pone a cualquier sacerdote en una situación imposible si se le llama a administrar sacramentos», expuso el Obispo. «Bajo esas condiciones, su recepción es imposible – todo lo que un sacerdote puede hacer es hacer una oración de intercesión y encomendar el moribundo a la misericordia de Dios».
Mons. Huonder criticó la escasa conciencia con la cual se abordan temas graves como la dignidad de la vida y recordó que la Iglesia exige que el ejercicio de la medicina «respete tanto la vida como la muerte» y no «perjudique el proceso natural» de quienes llegan al final de la vida. «Las modernas posibilidades de la medicina nos han hecho cada vez más dependientes, especialmente si ya no somos capaces de juicio, de personas calificadas en la última etapa de nuestra existencia», expuso. «Pero desde el punto de vista cristiano, la vida y la muerte están en manos de Dios: nosotros no decidimos por nosotros mismos. El suicidio, como el asesinato, contradice el orden divino del mundo».
El prelado recordó que existen cuestiones de gran trascendencia desde los puntos de vista médicos, sociales, humanitarios, religiosos y pastorales en el tema del final de la vida, y que el cambio en las actitudes de la sociedad presenta graves desafíos a los sacerdotes, a quienes reiteró las prioridades que deben tener en esta misión específica . «La administración de la Penitencia, la Unción y la Eucaristía es una fuente de consuelo para los enfermos graves y moribundos», indicó. «Sin embargo, es el deber grave de todo sacerdote en caridad pastoral desalentar los proyectos autodestructivos que están fuera del campo de la salvación eterna, y ayudar a los pacientes a comprender y obedecer la voluntad de Dios».
Con información de The Catholic Register.Chur
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