Milán (Lunes, 12-12-2016, Gaudium Press) «La Adoración de los Magos» de Alberto Durero, es una extraordinaria obra de arte del Renacimiento Europeo. En ella se muestra al mago anciano, custodio de la sabiduría, acompañado por los otros dos magos de oriente, quienes adoran al recién nacido Niño Jesús, Rey de Reyes.
Esta hermosa pintura del reconocido artista alemán se podrá apreciar hasta el 5 de febrero durante una muestra sobre los Reyes de Oriente, que tiene lugar en el nuevo complejo de museos de los claustros de San Eustorgio de Milán que congrega el Museo Diocesano, con el Museo y la Basílica de San Eustorgio. Siendo una manera de celebrar los quince años del museo diocesano milanés, fundado para la jurisdicción italiana en el 2001 por voluntad del Cardenal Carlo Maria Martini, y de recordar la fuerte relación de las reliquias de los Reyes Magos con la ciudad italiana, donde permanecieron antes de su estancia definitiva en la Catedral de Colonia, en Alemania.
La obra de Durero, ha sido prestada temporalmente al nuevo complejo de museos de Milán, por la Galería de los Uffizi en Florencia. Está firmada por el pintor alemán con fecha del 1504.
De acuerdo con los expertos, la pintura se diferencia de otras elaboradas por él, porque muestra una luminosidad poco nórdica y más mediterránea, tal vez influenciada por sus viajes por Italia.
No se sabe por qué al artista elaboró esta pintura. Se conoce que a principios del siglo XVII fue llevada al palacio imperial de Viena, donde permaneció hasta 1792, cuando Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, la intercambia con Florencia, recibiendo a cambio la «Presentación en el Templo», de Fray Bartolomeo.
Se cree que el propio Durero se retrató en la obra, representando al Rey Mago joven que se halla de pie, en medio del cuadro, junto a la Virgen, el Niño Jesús y el Rey sabio. El artista tenía 33 años cando elaboró la obra.
La obra de Durero, ha sido prestada temporalmente al nuevo |
Los Reyes Magos y Milán
De acuerdo con una leyenda, los Reyes Magos fallecieron en Jerusalén, a donde había regresado tras la crucifixión de Jesús. La tradición dice que sus reliquias fueron halladas por Santa Elena, la madre del emperador Constantino, y llevadas a la Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla.
Posteriormente, por solicitud del propio emperador, las reliquias fueron trasladadas a Milán, y donadas a San Eustorgio, elegido Obispo. Fue un largo recorrido el que se realizó con el pesado sarcófago donde reposaban los restos mortales de los Reyes de Oriente.
Dice la tradición, que al ingresar a la ciudad el carruaje con el sarcófago quedó hundido en el fango, siendo imposible removerlo. Un incidente que San Eustorgio interpretó como un signo divino, mandando a edificar en el lugar la primera basílica que custodió las reliquias de los Reyes Magos.
Siglos después, en 1164, el emperador Federico I, conocido como «Barbarroja», en el contexto de las guerras de conquista en el norte de Italia, saquea la ciudad de Milán, llevando consigo las reliquias, que luego son entregadas al Arzobispo de Colonia, Reinald Von Dassel, para permanecer en la Catedral de la ciudad alemana, donde hoy aún se encuentran.
Solo fue hasta 1906, con el Cardenal Ferrari, entonces Obispo de Milán, cuando se obtiene una parcial restitución de las reliquias, que se conservan en una preciosa urna que se encuentra sobre el altar de los Reyes Magos en la Basílica de San Eustorgio.
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De la redacción de Gaudium Press, con información de ChiesadiMilano.it.
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