Ciudad del Vaticano (Martes, 20-12-2016, Gaudium Press) En su aniversario, Francisco inició el día con la celebración, a las 8:00 horas, de una Santa Misa, en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico del Vaticano. Después continuó cumpliendo las obligaciones establecidas por su Agenda.
El decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano hizo, ya al inicio de la celebración, un saludo por el aniversario del Santo Padre.
Durante la Celebración que contó con la presencia de los Cardenales residentes en Roma, el Papa Francisco hizo una homilía donde trató de la importancia de conservar la «gracia de la memoria», incluso de los momentos malos, siempre con confianza en la presencia de Dios.
Es propio del amor no olvidar
En la homilía, inspirándose en la liturgia del día, el Papa Francisco pidió la gracia de la memoria.
En el recorrido del Adviento, en que la vigilante espera se transforma más intensa, la liturgia nos hace parar un poco para leer el origen de Jesús. Hacer memoria, mirar para atrás para poder proseguir mejor hacia adelante:
«Este es el significado de la liturgia de hoy: la gracia de la memoria, pedir esta gracia. No olvidar. Es propio del amor no olvidar, tener bajo los ojos el bien que recibimos. Es propio del amor mirar a la historia: de donde vinimos, nuestros padres, nuestros antepasados. El camino de la fe. Y esta memoria nos hace bien, porque torna más intensa esta vigilante espera por la Navidad.»
Elección, promesa, alianza: pilares de la memoria cristiana
«Nos hicieron una promesa, una promesa que será plena al final, pero se consolida con cada alianza que nosotros hacemos con el Señor, alianza de fidelidad, y nos hace ver que no somos nosotros quienes elegimos, nos hace entender que todos nosotros fuimos electos. La elección, la promesa y la alianza son como los pilares de la memoria cristiana», afirma Francisco, que continúa diciendo que cuando oímos este trecho del Evangelio, hay una historia de grande gracia, pero también de pecado:
«En el camino, siempre encontramos gracia y pecado. En la historia de salvación, hay grandes pecadores en la lista. Y hay santos. Nosotros en la propia vida encontraremos lo mismo. Momentos de gran fidelidad al Señor, de alegría en el servicio y algunos momentos malos de infidelidad, de pecado, que nos hace sentir la necesidad de salvación. Y esta es también nuestra seguridad. Porque cuando precisamos de salvación, confesamos la fe.»
El Señor no desilusiona, el Señor es fiel
Mirando para atrás, vemos que el camino fue bello, el Señor no nos desilusionó, el Señor es fiel, dijo Francisco, que además recordó que vemos también que sea en la historia, sea en nuestra vida, hubo momentos de fidelidad y momentos tristes de pecado.
«Pero el Señor, con la mano extendida para levantarnos, va adelante y esta es la vida cristiana», dijo.
«Que este camino jamás nos saque la gracia de la memoria, de mirar para atrás y ver todo aquello que el Señor hizo por nosotros y por la Iglesia», pidió por último el Pontífice. Así entenderemos porqué hoy la Iglesia nos hace leer este trecho, que puede parecer «aburrido», la historia de un Dios que quiso caminar con su pueblo y hacerse, al final, uno de nosotros.
«Que el Señor nos ayude a retomar esta gracia de la memoria. ‘Pero es difícil, es tedioso, hubo tantos problemas……’ Pero la historia de la Carta a los Hebreos tiene una frase bellísima para nuestras lamentaciones: quédese tranquilo, usted todavía no llegó a dar la sangre. Un poco de humorismo también de aquel autor inspirado para ayudarnos a ir adelante. Que el Señor nos dé esta gracia.»
Memoria, Vejez tranquila y fecunda
Al final, el Papa agradeció la presencia de los cardenales en el día de su aniversario e hizo una reflexión sobre la vejez:
«Hace algunos días, me viene a la cabeza una palabra que parece fea: vejez. Asusta. Pero recuerdo que dije a ustedes el 15 de marzo, en nuestro primer encuentro. La vejez es sed de sabiduría, esperamos que también para mí sea así. También pienso en cómo llegó tan deprisa, y pienso en el poema de Plinio: paso silencioso, y la vejez llega de una sola vez. Pero pensar como una etapa de la vida para tener alegría, sabiduría y esperanza, alguien comienza a vivir. Y pienso en otro poema que dije a ustedes en aquel día: la vejez es tranquila y religiosa. Recen para que la mía sea así: tranquila, religiosa y fecunda y también alegre. Gracias.» (JSG)
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