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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 21-12-2016, Gaudium Press) Hablando a una delegación de jóvenes adolescentes miembros de la Acción Católica Italiana el Papa Francisco les hizo un desafío: los invitó a compartir la alegría de la Navidad con todos, sin embargo, «de forma especial con los abuelos».
La visita de los jóvenes
La audiencia concedida a los jóvenes de la Acción Católica Italiana fue realizada en virtud de las fiestas navideñas que se aproximan.
Ellos fueron recibidos en la Sala del Consistorio del Vaticano. Eran alrededor de 70 adolescentes acompañados por los respectivos responsables que allí estaban para un momento de convivencia e intercambio de votos navideños.
Francisco les dijo que la Navidad se aproxima y que él estaba contento con la visita por estar juntos viviendo un momento alegre y de compartir: «Os agradezco por vuestra visita y saludo a todos con particular afecto. Vosotros vinisteis de diversas diócesis italianas, en representación de los Adolescentes de la Acción Católica Italiana; por vuestro intermedio, quiero hacer llegar mi saludo y mi augurio navideño a la entera familia de la Acción Católica Italiana.
El anuncio del Ángel en la Navidad
El Papa recordó que en la Navidad resonará nuevamente el anuncio del ángel a los pastores:
«No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, nació un Salvador, que es el Mesías, Señor».(Lc 2, 10-11).
El Nacimiento de Jesús es así anunciado como una «gran alegría», dijo el Pontífice, originada por el descubrimiento que Dios nos ama y a través del nacimiento de Jesús, Dios se hizo próximo de nosotros para salvarnos. Somos amados por Dios, dijo el Papa, exclamando en seguida: ¡Qué cosa maravillosa!
Por eso, aconsejó el Papa, cuando estamos un poco tristes, cuando parece que todo va mal, cuando un amigo o una amiga nos decepciona, o cuando somos nosotros mismos que decepcionamos a un amigo o una amiga, debemos recordar siempre este maravilloso pensamiento: que Dios me ama, Dios no me abandona.
«Sí, queridos jóvenes, nuestro Padre es siempre fiel con nosotros y no se cansa de querernos bien, de seguir nuestros pasos, pero también de venir a nuestro encuentro todas las veces que nos alejamos de él. Por causa de eso, en el corazón del cristiano existe siempre la alegría. Y esta alegría se multiplica gracias al compartir».
Una acción concreta
El don de la alegría debe ser testimoniado, advirtió Francisco, en todas las acciones, en todas nuestras relaciones: en las familias, en la escuela, en las parroquias, en fin, en todos los lugares. Entonces el Papa dio a los jóvenes de la Acción Católica una «tarea de casa»:
«Quiero dejaros una tarea. Esta alegría contagiosa debe ser compartida con todos, pero de modo especial, – y esta es la tarea que os doy -, con los abuelos. Hablen siempre con vuestros abuelos; también ellos tienen esta alegría contagiosa.
Háganles tantas preguntas, escúchenles, ellos tienen la memoria de la historia, la experiencia de la vida y para vosotros este es un gran don que os ayudará en vuestro camino. También ellos precisan de escucharos, de entender vuestras aspiraciones, vuestras esperanzas.
Es, entonces, la tarea: hablar con vuestros abuelos, escuchar a los abuelos. Los ancianos poseen la sabiduría de la vida». (JSG)
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