Ciudad del Vaticano (jueves, 22-12-2016, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Card. Gerhard Müller, impartió una conferencia con motivo de la presentación de la séptima parte de las Obras Completas de Benedicto XVI. En este documento se incluyen los escritos del hoy Papa emérito sobre el Concilio Vaticano II y el Cardenal destacó el concepto de la «hermenéutica de la continuidad» que debe guiar la interpretación de este Concilio a la luz de la tradición de la Iglesia.
Concilio Vaticano II. Foto: Manhhai. |
«La contribución del Cardenal Ratzinger, el futuro Papa, en este sentido es muy importante. Participó en la preparación para el Concilio como un profesor de Teología y consejero del Cardenal Frings», recordó, según informó Radio Vaticano. «Entonces, como teólogo, también participó en todo el Concilio. Y, finalmente, como Obispo, Prefecto de la Congregación (para la Doctrina de la Fe) y Papa, tuvo un impacto en la aplicación de la doctrina conciliar. Se puede decir que es hoy la única persona viva que ha experimentado todas las tres fases del acontecimiento conciliar».
El prefecto hizo énfasis en la necesidad de interpretar el Concilio Vaticano II en continuidad con la tradición de la Iglesia, ya que «si somos una Iglesia, debe haber continuidad». Además, afirmar lo contrario, «que el Concilio pueda provocar un quiebre con la Tradición de la Iglesia no es solo herético sino que desmantelaría el significado de la mediación sobrenatural», informó ACI.
El Card. Müller explicó que «la hermenéutica de la reforma y la continuidad no es sino la hermenéutica de la fe y es testimoniada por las Sagradas Escrituras, que vive en la tradición apostólica interpretada por el auténtico magisterio». Los intentos de cambiar la doctrina de la iglesia «son los signos de las resistencias ideológicas que se levantan contra la conciencia de Dios», que pueden identificarse «en las raíces filosóficas de la Iluminación, el idealismo y el materialismo, algo que se puede comprobar en el giro ideológico que Europa ha vivido en los últimos siglos».
La interpretación errada del Concilio Vaticano II, que reemplazó la auténtica renovación por «la perspectiva de una confesión ‘babilónica’ de la fe», «no era obra del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo siempre escucha a la Iglesia en amor y verdad. Renunciar a la fe y combatirla, así como la división de la Iglesia que le siguen, son frutos de otro espíritu que no es el Espíritu de Dios», declaró.
Con información de Radio Vaticano y ACI.
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