Brooklyn (Viernes, 23-12-2016, Gaudium Press) El Diácono Greg Kandra, quien sirve en la Diócesis de Brooklyn, Nueva York, escribió para el portal Aleteia un elogio de la Eucaristía de Medianoche en Navidad y algunas razones por las cuales vale la pena conservar el horario tradicional de la misma, justo en la hora en que se celebra el nacimiento de Jesucristo. El Diácono recordó su infancia, cuando con trabajó despertaba para asistir en familia a la Eucaristía. «Era mística y mágica, aún lo es, y es prácticamente mi liturgia favorita», expresó.
Misa de Medianoche. Foto: Mazur/catholicnews.org.uk |
«Mi madre me despertaba cerca de las 10 de la noche en medio de un profundo sueño de invierno», recordó el Diácono. «Yo me arrastraba fuera de la cama y de alguna forma encontraba la ropa y era empujado, cargado o halado hacia la camioneta, la cual estaba congelada y de alguna forma terminábamos en medio de toda esa oscuridad y frío en la iglesia de San Patricio». El esfuerzo era recompensado con la música, las luces de las velas, las coronas y decoraciones navideñas. «Oía la música y veía las luces y sentía la opresión de la gente a mi alrededor en sus abrigos de lana. Me sentía deslumbrado por los colores de la Navidad y sabía, en mis huesos, que la Navidad había llegado».
Esta sensación particular de la Navidad en el templo justo a la medianoche es una experiencia que cada vez menos personas viven, a causa del cambio de los horarios de Eucaristía en las parroquias a horas más tempranas. «mientras hay razones buenas y prácticas para cambiar la Misa de Noche a un horario más temprano (…), creo que algo se pierde. Algo antiguo y misterioso y casi primordial».
Para motivar a más parroquias a recuperar la Eucaristía de Medianoche, el Diácono Kandra expresó algunos beneficios de hacer este esfuerzo. El primero de ellos es que se trata de algo «maravillosamente inconveniente e ilógico», en contradicción con las costumbres actuales, como la Navidad misma. «La Encarnación, Dios hacerse hombre, es desconcertante. Desafía la razón. Es milagroso. Es maravilloso». El mensaje del amor de Dios que desafía toda probabilidad invita al hombre a admirar el misterio, en su forma real. «Lo menos que podemos hacer es darle a este evento estelar – literalmente iluminado por una estrella- la atención que merece, sea conveniente o no para nosotros».
El segundo significado valioso de la Eucaristía de medianoche es que «debemos despertar», lo cual es consistente con la invitación de Adviento a estar preparados. «La llegada de Cristo demanda que literalmente despertemos y le demos la bienvenida. Nos llama a caminar hacia él como los pastores que vigilaban sus rebaños de noche y buscarlo», afirmó. «Nos pide dejar lo que es confortable y familiar y estar de pie aquí, cabeceando, a esperar las alegres noticias de la gran felicidad».
Finalmente, las luces del templo en medio de la mayor oscuridad de la noche son un testimonio de la presencia de Dios entre los hombres. «Cuando nos reunimos en el templo a anunciar nuestra alegría al mundo y a oír el canto de los ángeles heraldos, anunciamos también nuestra fe en algo trascendente», agregó. «Afirmamos la esperanza. Exultamos en la salvación».
Si bien la Eucaristía de Medianoche puede ser complicada y llegar a ella puede convertirse en un «milagro menor», es una práctica que inspira, consuela y es simplemente hermosa en opinión de Diácono. En Navidad se olvida la oscuridad, la soledad, el miedo y la incertidumbre. «Nos ponemos de pie y nos arrodillamos y oramos juntos desafiando la oscuridad, ante la mayor luz imaginable, Emmanuel, cantando el gloria al Rey recién nacido», concluyó. «Creo que es algo para lo cual vale la pena despertarse».
Con información de Aleteia.
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