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Colonia (Lunes, 26-12-2016, Gaudium Press) La historia de los tres Reyes Magos está llena de misterio. Sin conocerse su origen preciso – el Evangelio sólo nos dice que provenían de Oriente y que regresaron a su tierra «por otro camino» – sabemos su destino final después de los siglos: Un hermoso relicario de grandes proporciones en la Catedral de Colonia, Alemania. A pesar de ser un lugar inesperado para estos sabios peregrinos orientales, la tradición relata el viaje de las reliquias por el continente, desde la ciudad de Milán, Italia, hasta la Catedral alemana.
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| Relicario de los Reyes Magos en la Catedrla de Colonia, Alemania. Foto: Arminia. |
Las reliquias fueron recuperadas por la emperatriz Santa Elena, madre del emperador Constantino, quien reunió en el año 300 en la ciudad de Saba los restos de los tres misteriosos personajes y desde allí los envió a Constantinopla. Reposaron durante años en este lugar, adonde viajó San Eustorgio, Obispo de Milán, a presentarse ante el emperador local a fin de obtener el reconocimiento civil de su autoridad eclesiástica. El emperador no sólo recibió al Obispo, sino que le regaló las reliquias de los Tres Reyes Magos , las cuales fueron trasladadas en un ataúd de granito halado por dos bueyes en un arduo camino.
En el año de 1164, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja, al conquistar la ciudad decidió trasladar las reliquias a Colonia y registrar el hecho en un documento conocido como la Traslatio. Según la tradición referida en la Basílica de San Eustorgio, en la «cappella dei maggi», el viaje se hizo en trece etapas en memoria de los trece días de viaje que según la tradición recorrieron los Reyes Magos para encontrar a Cristo.
A medida que se acerca a su destino, los peregrinos pueden hallar más vestigios de la célebre caravana que llevó a Colonia las reliquias, guardadas en un monumental relicario de metales preciosos. La primera etapa concluye en San Pos, Santa Pausa, cuyo nombre recuerda la primera parada. pero casi la totalidad del camino no exhibe rastros visibles del camino. Para el redactor Gonzalo Altozano, esto ofrece una importante oportunidad material para el turismo y los negocios, pero también conserva el recorrido como un trayecto íntimo, libre de la explotación comercial.
El llegar a la Catedral de Colonia, situada en un entorno de inseguridad y contradicción, inunda al peregrino de la admiración por la importancia de las reliquias y por el significado que tienen para la identidad europea. «Se equivoca quien piense que una civilización puede levantarse de sus cenizas con los mismos instrumentos con que fue demolida», expresó el redactor para Religión en Libertad. «Por difícil que resulte de entender, la manera más efectiva y mejor de cerrar el paso a las banderas negras de la devastación que acampan a las puertas del continente -a las que hay que sumar una quinta columna ya en el interior- es un retorno a la inocencia, como si para ello fuera necesario subirse a un tren en marcha», concluyó. «Y no es la inocencia, ojo, sinónimo de buenismo, más bien su antónimo. De lo que se trata es de regresar a los mundos que en el pequeño reino afortunado de los cuartos de juegos nos prometían las ilustraciones de los libros la mañana del 6 de enero, aquellas grandes epopeyas que durante siglos hicieron soñar a los hombres (…). Se trata de no resignarse a languidecer frente al televisor o la pantalla del móvil, de recuperar la alegría perdida de vivir, de volver a creer, de que todas las noches, en fin, sean noches de Reyes».
Con información de Religión en Libertad.
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