Washington (Lunes, 26-12-2016, Gaudium Press) Las madres católicas que se preocupan sobre cómo educar a sus hijos varones en tiempos en que es difícil que deseen vivir una vida virtuosa de acuerdo con la moral de la Iglesia ya cuentan con un llamativo manual. Se trata de Raising Chaste Catholic Men: Practical Advice, Mom to Mom (Criando hombres católicos castos: Consejo práctico de madre a madre), publicado por Leila Miller, escritora y madre de ocho hijos.
«No es un secreto que las madres católicas están llenas de ansiedad hoy en día, enfrentado una sociedad obsesionada con el sexo hecha para deshacer toda la enseñanza católica y el entrenamiento de las virtudes que tratamos con tanto esfuerzo de imbuir en nuestros niños», comentó la autora en un artículo para National Catholic Register. «Criar chicos y hombres católicos castos es más que posible, incluso en esta cultura confundida».
Como consejos a las madres, Miller propone tres reglas básicas: La primera es que la formación moral debe ser una prioridad para los padres, aun por encima de las metas académicas, viajes y otras experiencias. La segunda es esforzarse en explicar el sentido que tienen las creencias católicas y cómo la fe explica las realidades que el joven descubre, y la tercera es que ningún tema está exento de discutirse, de forma que los hijos puedan preguntar con sinceridad y recibir de sus padres respuestas honestas. Esto es para evitar que busquen ayuda y consejo en adultos que pueden no compartir la fe y desorientar la moral.
Otros consejos incluyen el respeto por la inocencia del niño para no adelantar su conocimiento de la sexualidad, ser ejemplos de catolicismo fiel para los hijos y orar sin descanso incluso cuando las cosas parezcan estar perdidas, sin perder la cabeza y manteniendo la esperanza en Dios. «Algo que raramente recordamos es que entre más santos somos, más poderosas son nuestras oraciones. Entre más cerca estamos del Corazón de la trinidad, más eficaces serán nuestras súplicas», recordó Milles. «Así que, hágase Santo».
A través de una adecuada presencia del padre como modelo de fe, los sólidos principios católicos, un ejercicio fuerte de la paternidad, la amistad auténtica, la oración constante y el don de la gracia, «todos nuestros hijos tienen la habilidad de hacerse los hombres más fuertes – y más santos – del mundo», motivó.
Con información de National Catholic Register.
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