sábado, 23 de noviembre de 2024
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Nuncio Apostólico en Colombia encomienda el nuevo año a la protección de la Virgen

Bogotá (Jueves, 29-12-2016, Gaudium Press) El Nuncio Apostólico en Colombia, Mons. Ettore Balestrero, ha deseado todos los fieles colombianos un nuevo año lleno de bendiciones, confiando a todos a la protección de la Virgen María. El representante del Papa en Colombia ha dirigido el saludo a través de un audio mensaje difundido por el Episcopado del país.

«En el fin del año, en muchas Iglesias, en muchos sitios de toda la tierra, todos los feligreses son invitados a cantar a Dios el ‘Te Deum’, canto de alabanza que fue escrito por San Ambrosio hace casi 2 mil años. Es un canto de alabanza que nosotros elevamos a Dios al final del año para darle gracias por habernos acompañado (…) Muchas veces Él ha estado cerca de nosotros, si Él no hubiera estado con nosotros, muchas cosas hubieran sido diferentes y nosotros no estaríamos aquí ahora para celebrar a Dios, para agradecerle, para celebrar con nuestros hermanos y con nuestras familias», dice el prelado.

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Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Patrona de Colombia.

Señala también que algunos pueden no encontrar motivos para darle gracias a Dios, ya que se preguntan: «¿dónde estaba Dios cuando yo sufría?, ¿dónde estaba Dios cuando yo tenía este problema, cuando a mi hermano le pasó esto?». Pero que pese a ello, un nuevo año es una ocasión para reconocer que Dios está al lado de todos: «Dios no ha venido a quitarnos el dolor, el Señor ha venido a asumir sobre sí mismo el sufrimiento de la carne humana, y ha venido a darnos una solución para encontrar la felicidad más allá de todas estas dificultades. Más allá en el tiempo que pasa, de los años que pasan, está Dios con su fuerza que nos dice que podemos encontrarlo a Él, encontrar la felicidad, encontrar la paz a pesar de las dificultades».

«Las dificultades no son la última palabra; la última palabra de Dios es la felicidad eterna, el gozo eterno», agrega el Nuncio Apostólico.

Recordando que el primer día del año es la fiesta de María Madre de Dios, «que es como celebrar la Navidad a partir de la Virgen María», Mons. Balestrero igualmente confía a todos al cuidado maternal de Nuestra Señora: «A Ella encomendamos el nuevo año, a Ella le pedimos que nos ayude a caminar, así como le enseñó a Jesús a caminar, a Ella le pedimos que nos proteja, a Ella le pedimos que nos acompañe en todas las dificultades, que presente nuestra necesidades de nuestros queridos a Jesús. A Ella le pedimos que abra nuestros corazones, nuestras mentes a escuchar la voluntad de Dios, a cumplirla dentro de nuestra vida, a no ser orgullosos, a no ser prepotentes, a no querernos imponer a Dios, sino a encontrar su verdad, abrirnos a su verdad, para que nos transforme y nos done aquella plenitud de vida, de alegría que Él quiere donarnos, y nos acoja con Él allá donde nos espera».

Al concluir el mensaje el Nuncio Apostólico en Colombia, manifiesta sus deseos de felicidad para todos y ofrece su bendición: «Les deseo un año nuevo lleno de felicidad. A ustedes, a sus queridos, les deseo un año que sea un encuentro siempre renovado con Jesús, y les doy una bendición de todo corazón, con el corazón de pastor, para que este nuevo año pueda llenar y satisfacer todos sus buenos deseos. ¡Dios los bendiga!».

Oración a la Virgen de Chiquinquirá, Patrona de Colombia, para enmendar el nuevo año

Reina Madre del Rosario de Chiquinquirá, bella flor de nuestra tierra, renovada en destellos de luz y de hermosura, luces radiante en tu imagen soberana los colores del patrio pabellón. Eres tú nuestra gloria y el orgullo de nuestra raza, madre de Dios y madre nuestra. En rústico lienzo tu rostro se ilumina y renuevas tu imagen en celestial fulgor, dando a tus hijos la graciosa prenda de la luz inmortal de tu Hijo Salvador. Ciñe tus sienes la real diadema que corona tu hermosura y tu maternal bondad, símbolo fiel de nuestro entrañable afecto y de tus hijos el filial amor. A ti te cantan celestiales voces que te aclaman por Reina de la Paz y el pueblo entero jubiloso te presenta el don de su fervor. En los difíciles tiempos de dolor y angustia, tú que eres Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, extiendes tu cetro soberano y cubres gloriosa con tu egregio manto a todos los que sufren la tribulación. Hermosas flores mezcladas con tierra colombiana dieron a tu precioso lienzo celestial color; brote la tierra perfumadas flores que rinden culto a tu sagrada imagen, madre llena de gracia y de virtud. Tu divina presencia renovada, Reina Madre bendiga nuestra amada tierra y renueve a tus hijos en la luz de la verdad. Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, inagotable fuente de gracia y de ternura; recibe complacida Madre y Señora, la humilde romería de nuestro inquieto corazón que llega peregrino a tu Santuario, casa del consuelo y la alegría, donde tú, Oh Madre Clemente y pía, escuchas nuestros clamores. Amén.

Con información de la Conferencia Episcopal de Colombia y Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

 

 

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