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Argentina impulsa la canonización de Laura Vicuña

Buenos Aires (Jueves, 29-12-2016, Gaudium Press) Los Diputados de argentina se encuentran por estos días promoviendo un proyecto de declaración para que el Papa Francisco impulse la canonización de Laura Vicuña, beata de origen chileno, a quien también proponen como patrona de los refugiados y mujeres que sufren violencia.

«Laura Vicuña fue una niña chilena que su madre viuda tuvo que emigrar a la Argentina por persecución política, algo así como refugiada política, fue formada por los salesianos», señaló el diputado Juan Brügge, quien dice ser pariente de la beata por parte de madre y es citado por la agencia AICA.

«Ella y su madre sufrieron violencia intrafamiliar en nuestro país por un varón y dio su vida para que su madre se convierta y deje al hombre que ejercía violencia contra ella», añadió.

Por eso los diputados consideran que la joven beata puede llegar a convertirse en patrona de las mujeres que padecen violencia. «Vicuña es patrona de la familia y podría serlo de los refugiados y de las mujeres que sufren violencia».

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Los Diputados de argentina se encuentran promoviendo un proyecto de declaración para que el Papa Francisco impulse la canonización de la beata de origen chileno.

Laura Vicuña nació en Santiago de Chile el 5 de abril de 1891, siendo bautizada en la Parroquia de Santa Ana de la capital, donde unos años después recibiría también el bautismo Santa Teresa de los Andes.

Siendo aún muy pequeña, queda huérfana de padre, y junto con su madre y hermana deben huir de su país, que se hallaba en guerra civil, ocultándose en Argentina, país al que llegan tras una larga y difícil travesía de 8 meses.

Es en este país donde Laura se acerca a la familia salesiana al internarse en el colegio que manejaban en Junín de los Andes las Hijas de María Auxiliadora. Era aquel entonces el año 1900.

Recibiendo allí instrucción y enseñanza Católica se da cuenta que su madre se encuentra en grave pecado al estar en unión libre, por lo que decide ofrecer su vida a Dios con tal de que abandone al hombre con el que vivía en ese momento.

La niña le cuenta su plan a su confesor, el Padre Crestanello, sacerdote salesiano, quien le dice: «Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptar tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto». Pero hace caso omiso a lo que le dice el sacerdote y ofrece su vida al Señor con tal de salvar el alma de su mamá.

En 1901, el 2 de junio, es el día de su Primera Comunión, cuando también consagra su pureza a la Santísima Virgen siendo admitida como «hija de María». Poco tiempo después, durante unas vacaciones va a su casa cuando es violentada por Manuel Mora, el hombre con el que se encontraba su mamá.

Un tiempo más adelante, empeñada en su promesa de ofrecer su vida por la salvación de su mamá, Laura cae enferma, siempre con el anhelo de ver a su mamá libre del pecado mortal en el que se encontraba. «Señor, que yo sufra todo lo que a ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y salve», oraba la beata.

Justo antes de morir, la pequeña dijo a su madre: «Muero. Yo misma se lo pedí a Jesús, hace dos años que ofrecí mi vida por ti, para pedir la gracia de tu conversión. Mamá, antes de morir ¿tendré la dicha de verte arrepentida?». Su mamá, conmovida, expresó: «Te juro en este momento que haré cuanto me pides. Estoy arrepentida. ¡Dios es testigo de mi promesa!».

La muerte llegó para Laura el 22 de enero de 1904. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 3 de septiembre de 1988.

Con información de AICA y EWTN.

 

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