jueves, 21 de noviembre de 2024
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En la primera Audiencia General del año, el Papa habla del dolor de Raquel y la consolación de Dios

Ciudad del Vaticano (Martes, 04-01-2016, Gaudium Press) En la primera Audiencia General del año, el Papa Francisco, basado en lecturas del libro de Jeremías, trató sobre la esperanza que surge del dolor de una madre por sus hijos.

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El Pontífice recordó el lamento de Raquel narrado en el libro del Profeta del exilio: «Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen» (Jer 31, 15). «En estos versos, Jeremías presenta a esta mujer de su pueblo, la gran matriarca de su tribu, en una realidad de dolor y llanto, pero junto con una perspectiva de vida impensada. Raquel, que en el relato del Génesis era muerta al dar a luz y había asumido aquella muerte para que el hijo pudiese vivir, ahora, representada por el profeta como viva en Ramá, allí donde se reunían los deportados, llora por los hijos que en un cierto sentido están muertos caminando al exilio; hijos que, como ella misma lo dice, ‘no son más’, han desaparecido para siempre».

Es un profundo dolor el que siente Raquel, dolor tan grande que ni siquiera quiere ser consolada. Para entender este tipo de dolor, es preciso casi que compartirlo. Es un dolor proporcional al amor que se siente por el ser perdido.

Entretanto, «Dios, con su delicadeza y su amor, responde al llanto de Raquel con palabras verdaderas, no falsas; así prosigue de hecho el texto de Jeremías: ‘Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa -oráculo del Señor- y ellos volverán del país enemigo. Sí, hay esperanza para tu futuro -oráculo del Señor-: los hijos regresarán a su patria’ «. (Jer 31, 16-17).

El Papa establece una relación entre el llanto de la madre y la esperanza que Dios da a los hijos, «que volverán a vivir». «Al dolor y al llanto amargo de Raquel, el Señor responde con una promesa que ahora puede ser para ella motivo de verdadera consolación: el pueblo podrá retornar del exilio y vivir en la fe, libre, su propia relación Dios. Las lágrimas ha generado esperanza», expresó el Pontífice.

El Papa hace también la relación de estos hechos con la vida del Mesías y su Madre bendita. Recuerda que el texto de Jeremías es retomado por San Mateo para referirse a la matanza de los inocentes llevada a cabo por Herodes. Ellos murieron por persecución a Jesús, y el propio Salvador es también muerto. Entretanto, «Él en la cruz, el Hijo moribundo, dará una nueva fecundidad a su Madre, confiándole el discípulo Juan y haciéndola Madre del pueblo de los creyentes. La muerte es vencida, y por tanto se llega al cumplimiento de la profecía de Jeremías. También las lágrimas de María, como aquellas de Raquel, han generado esperanza y nueva vida».

Con información de Radio Vaticano

 

 

 

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