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Montreal (Lunes, 16-01-2017, Gaudium Press) Claude Paradis nació en Gaspésie, en Quebec, y luego trabajó como enfermero en Cowansville. Después quiso ir a Montreal, pero no consiguió trabajo. Entonces «el aislamiento y la desesperación comenzaron a invadirme». Lo cierto es que fácilmente accedió a las drogas, particularmente la cocaína y el crack. Las ideas suicidas poblaban por veces su mente.
Pero un día entró a una iglesia donde vivió su Tabor. «En una pequeña calle de Montreal, abandonada por los hombres, donde no había nadie. Pasé delante de una vieja iglesia, y llevado por algún instinto entré».
Dios en ese instante lo colmó de gracias, tal vez de tipo místico. Quiso vivir y deseó convertirse «en un hombre de Iglesia». Luchó contra sus adicciones y providencialmente conoció a aquel que luego sería el actual arzobispo de la ciudad, Mons. Christian Lépine. El entonces P. Lépine lo ayudó a buscar el norte, su rumbo a Dios.
Actualmente, dirige la Fundación Nuestra Señora de la Calle (Notre-Dame-de-la-Rue), que asiste a las personas que viven en la calle. Lo ayuda otro rehabilitado, Kevin Cardin, quien hoy tiene una familia. «La calle me llevó a la Iglesia, y la Iglesia finalmente me trajo de vuelta a la calle», dijo el sacerdote recientemente a un medio de comunicación. Junto a los habitantes de la calle el P. Claude administra con profusión los sacramentos.
Hoy, el P. Claude rechaza la idea de ser párroco, para él su parroquia son las calles, sus feligreses los habitantes de calle, y su misión, la rehabilitación humana y espiritual de estas personas.
Quien quiera conocer más de la obra del P. Claude puede hacer clic aquí
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