Ciudad del Vaticano (Miércoles, 19-01-2017, Gaudium Press) Esta semana tuvo inicio la visita «ad Limina» de los obispos irlandeses.
Misa antes de la Visita
Cada cinco años los obispos de un determinado país o región van a Roma para la Visita ‘ad Limina Apostolorum’. Una ocasión para estar con el Papa, visitar los diversos dicasterios, presentar sus problemas y dificultades, y estar en sintonía con la Santa Sede, con las metas y perspectivas de la Iglesia, en el ámbito universal.
Mañana viernes, los Obispos van a encontrarse con el Papa Francisco y oirán sus palabras. Los Obispos visitarán en el mismo día los responsables de los dicasterios de la Santa Sede para una evaluación de la vida de la Iglesia del país de San Patricio.
Antes de dar inicio a la visita, en la mañana del lunes, los obispos y los administradores diocesanos de las 26 circunscripciones eclesiásticas de Irlanda celebraron una Misa en la tumba de San Pedro, en la Basílica Vaticana.
La Misa fue presidida por el arzobispo de Armagh y primado de toda Irlanda, Mons. Eamon Martin. Dijo el Primado: «Aquí, en el túmulo de San Pedro, encontramos la consolación en la certeza de que el Señor escogió a Pedro» y rezó por el primer Papa.
Presiones y armonía
Delante del túmulo de San Pedro, el Arzobispo Martín, así se expresó: «Tenemos consciencia de las presiones y las luchas que afligen nuestro pueblo. Sabemos que las luchas internas pueden destruir la armonía, que los lobos a veces atacan el rebaño, y que la pesada responsabilidad del cuidado del rebaño recae sobre nuestras espaldas.»
«Pero si todo eso fuese dejado exclusivamente a nosotros, sabemos en nuestros corazones que inevitablemente fallaríamos como pastores, el rebaño se dispersaría y la comunión se rompería. Pero no es así».
Invitación para rezar por los sacerdotes de Irlanda
En seguida, una oración fue rezada. El arzobispo primado invitó a los obispos a rezar «de modo especial» por los sacerdotes en Irlanda:
«Todos tenemos en el pecho el ministerio y el bienestar de ellos. Tenemos consciencia de que el número de ellos se torna cada vez menor, de que aumenta el peso del trabajo y de que las situaciones pastorales se tornan cada vez más difíciles. Hoy agradecemos a Dios por la capacidad de ellos de resistir a la fatiga, por su dedicación y generosidad». (JSG)
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