Toronto (Jueves, 19-01-2017, Gaudium Press) Joseph Jacobson era un obispo luterano con 150 comunidades luteranas a su cargo. Su padre era pastor luterano. Él estudio en la Universidad de Saint Olif, en Minnesota, luego estuvo dos años en Estrasburgo y después fue pastor, se casó con Carolyn, y luego fue elegido obispo luterano para el Sínodo Nuevo de Alberta en Canadá. Entre una de sus labores estaba el representar al luteranismo en unos diálogos con católicos, que tenían lugar dos veces por año. Así entró en contacto con la Iglesia. Hoy es el padre Joseph y su esposa también es católica.
«Este diálogo [con los católicos] fue muy importante para hacerme caer en la cuenta de que había otra alternativa a las posibilidades luteranas para ser iglesia. En este tiempo, según lo que iba viendo, esa posibilidad luterana estaba deshaciéndose por momentos».
Con el tiempo él interiorizó que el luteranismo no era freno a una cultura cada vez más anticristiana.
«Cuando las constituciones [de una iglesia protestante] se anulan por los votos de la mayoría en una convención, automáticamente tú tienes que cambiar de dirección según los vientos de los tiempos, en vez de lo que marque el viento del Espíritu».
«Por ejemplo, la opción de mantenerse firmes con el tema del aborto frente a la posición de las feministas radicales. O mantener una idea clara sobre lo que es el matrimonio verdadero, con todas las presiones que está sufriendo en nuestros días. Yo no podía soportar por más tiempo el formar parte de algo que a mí se me hacía una apostasía que iba en aumento». Esas realidades lo acercaron al catolicismo.
El era buen amigo del arzobispo católico de Edmonton:»Él estaba a punto de jubilarse. Carolyn me dijo: «¿Por qué no le invitas a comer y así aprovechas para hablar con él?» Así así lo hice. Casi al final de la comida, yo lo dije como por casualidad: «¿Sabes? Carolyn y yo hemos llegado al punto de creernos más católicos luteranos, que luteranos católicos. Somos católicos luteranos, nuestro compromiso es fundamentalmente católico. Quizás mantenemos alguna influencia luterana, pero lo seguro es que somos más católicos que luteranos. Me acuerdo que estaba a mitad de una cucharada de algo, y la devolvió a su plato. Me miró y me dijo: «¿Te he entendido bien?» (Risas). Yo le dije: «Sí, me has entendido bien. Yo ya no tengo ninguna razón para no hacerme católico. De hecho, llegados a este punto, me lo está exigiendo mi conciencia»».
Y el arzobispo le preguntó: «Si la Iglesia (Católica) te pidiera que tú fueras sacerdote, con el permiso del Santo Padre, ¿tú estarías dispuesto a serlo?» Joseph tenía 58 años en esos momentos. Su respuesta fue de disponibilidad plena e lo que la Iglesia Católica le pidiera: «Yo le dije que sí, si así lo quisiera la Iglesia. Yo no iba a empujar el tema, pero si fuera decisión de la Iglesia, yo estaría encantado de hacerlo».
Él primero fue un simple laico. Pero después de 9 años, fue ordenado sacerdote, con dispensa vaticana, por el Cardenal Cullins.
Cuando eres protestante, explica, «predicas el Evangelio básico, y luego, ¿qué pasa? Tú, como protestante, no sabes lo que viene después. Pero como católico, hay todo un mundo que viene después. Quizás esto no tiene sentido para los que me oyen, pero esa ha sido mi experiencia. Como sacerdote católico experimento que nunca que se agotan las gracias para poder ofrecer a la gente, o los lugares para poder llevar a la gente, y poder ser fieles al Evangelio. Esto ha sido una alegría inmensa para mí. Y sentirme todo el tiempo realizado como persona, ese sentimiento fue enorme».
La devoción a la Virgen
Sobre la Virgen comenta: «Me identifico muchísimo con el punto de vista de Hans Urs von Balthasar. Él dice que Dios nos ha dado dos pilares para mantenernos fieles al Evangelio, uno es Pedro, y el otro es María. Y si pierdes uno, o los dos, no puedes mantenerte en el camino de la fidelidad. Y empecé a entender eso de una manera nueva. También empecé a sufrir por mis hermanos protestantes que ellos no tienen ni uno ni otro pilar. No tienen ni a Pedro ni a María».
Sin el apoyo y consentimiento de su esposa el P. Joseph no hubiera podido recorrer ese camino, pero ella tampoco.
«Empezamos a leer muchos libros sobre conversiones -dice Carolyn. Eso ayudó luego con nuestros hijos, y sus cambios también. Pienso que siendo una mujer, mi cambio fue un poco más emocional, en comparación con alguien que veía de manera muy clara las cosas. Creo que nunca lo hubiera hecho sola, sin mi marido, porque yo no tenía esa valentía, porque me exigía mucha valentía. Yo le he dado las gracias a Joseph muchas veces por darme este valentía para poder recorrer ese camino también».
Con información de ReligionenLibertad
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