Redacción (Jueves, 26-01-2017, Gaudium Press) La devoción al Niño Jesús está extendida por el mundo. Países como República Checa, España, Italia, Filipinas, Colombia, entre otros, le tienen un aprecio muy especial. Muchos santos, beatos y venerables a lo largo de los siglos han manifestado su amor especial a Jesús en su infancia; pero fue gracias a Margarita Parigot, la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, que la devoción comenzó a expandirse.
Como hija de la Orden del Carmelo -donde la devoción a la infancia de Jesús es parte importante, gracias a Santa Teresa de Ávila quien la propagó en todas las casas carmelitas-, la venerable heredó este amor filial al pequeño Jesús (Ver nota relacionada: La historia del «Lloroncito», el Niño Jesús de Santa Teresa).
Niño Jesús de Beaune, Iglesia de Notre Dame -Beaune, Francia / Foto: Gaudium Press. |
Dicen que Margarita, cuando contaba con sólo 11 años, tenía una especial unión con Dios y vivía excepcionales experiencias místicas. La niña, quien amaba profundamente el Santísimo Sacramento, entra a esta edad al Carmelo de Beaune en Francia. La misma noche de su ingreso Jesús se le manifiesta mediante una voz que la llamó «mi pequeña esposa» y «esposa del Niño Dios en el pesebre».
Una de las experiencias místicas más importantes que vivió ocurrió en 1936 cuando escuchó del mismo Señor las siguientes palabras: «Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y tu oración será escuchada».
A partir de este momento Margarita se dedicó a propagar la devoción al Niño Jesús, especialmente en Francia, incluso en una oportunidad la venerable carmelita tuvo una revelación en que el Niño Dios salvaría la ciudad si se oraban 12 avemarías en honor a los 12 años de su infancia, acompañados de tres Padrenuestros en honor a Jesús, María y José, que es lo que se conoce como la «Coronilla a la Divina Infancia». Con esta oración la ciudad y el país se vieron milagrosamente protegidos, lo que llevó a muchos fieles a expresar su devoción a Dios Infante.
Sus experiencias místicas, así como los milagros del Niño Jesús, son muy pronto conocidos fuera del convento. Tanto así que el barón Gastón de Renty decide enviarle a la venerable Margarita una hermosa imagen del Divino Infante, hoy conocido como el Niño Jesús de Beaune y como «Pequeño Rey de Gracia»: hermosa figura de 60 centímetros de alto que presenta al Divino Niño Jesús reinando, muy parecido al Niño Jesús de Praga, con la diferencia que en su manita izquierda no porta el universo creado, sino un cetro.
La imagen es recibida por la comunidad Carmelita de Beaune en el año 1643, donde la acogen con un especial ajuar de vestidos y joyas. También se edificó una capilla unida al monasterio para que el Niño Jesús fuese venerado públicamente por los fieles.
La religiosa carmelita falleció a sus 29 años. Su encuentro con el Señor ocurrió el 26 de mayo de 1648, muriendo en olor de santidad.
La Coronilla de la Divina Infancia
Fue precisamente del Convento Carmelita de Beaune, y gracias a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, que se dio a conocer la devoción a la «Coronilla de la Divina Infancia», oración que se reza de la siguiente manera:
Por la señal de la Santa cruz, etc.
Adorada y glorificada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Adorado y Glorificado sea el Padre. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).
Adorado y Glorificado sea el Hijo. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).
Adorado y Glorificado sea el Espíritu Santo. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).
Luego se meditan los 12 misterios de la Infancia de Jesús:
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Encarnación. El verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Visitación. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestro Nacimiento. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Adoración de los pastores. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Circuncisión. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Epifanía. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os doro en el Misterio de vuestra Presentación en el Templo (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Huida a Egipto. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Permanencia en Egipto. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestro regreso a Nazaret. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra vida oculta en Nazaret. (Ave María).
- Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra pérdida y hallazgo en el templo. (Ave María y Gloria).
Se culmina con la siguiente oración:
Vos, oh Dios mío, que os dignasteis constituir a vuestro Unigénito Hijo Salvador del género humano y ordenasteis que se llamara Jesús, conceded propicio que los que veneramos su Santo Nombre en la tierra, gocemos de su presencia en los cielos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
La Coronilla se reza cada 25 de mes, y como novenario desde el 25 de enero al 2 de febrero, en preparación al a solemnidad de la Presentación del Niño Jesús en el templo.
De la redacción de Gaudium Press, con información de Religión en Libertad y EWTN.
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