Los Ángeles (Sábado, 28-01-2017, Gaudium Press) Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, Estados Unidos, presidió el pasado 21 de enero la Misa de Réquiem por los No Nacidos, la cual complementa la celebración provida Onelife LA. Con 200 segundos de silencio y 200 velas encendidas, la Arquidiócesis honró la memoria de los niños perdidos en un solo día a causa del aborto en el sur de California.
Homenaje a los niños no nacidos en la Eucaristía de Réquiem. Foto: Angelus News. |
En su predicación, Mons. Gómez destacó la esperanza de la fe en medio de una sociedad que padece los estragos de la cultura de la muerte, de una forma similar al «pueblo que habitaba en tinieblas y en sombra de muerte» para el cual brilló la luz de Jesucristo según el profeta Isaías. «Esta es una profecía de esperanza, de un nuevo comienzo. Nos dice que Jesús es la luz auténtica que viene al mundo y llega a nuestras vidas. Y donde tenemos a Jesús, siempre tenemos esperanza de un nuevo comienzo».
El prelado aplicó este pasaje de las Sagradas Escrituras a Estados Unidos, por haber estado mucho tiempo «en sombra de muerte». «Esta es una tierra donde el niño en el vientre no tiene derecho a crecer o nacer», denunció. «Esta es una tierra donde los ancianos, los enfermos terminales o los discapacitados cada vez más se consideran un ‘desperdicio’, sus vidas no valen la pena el cuidado médico». Mons. Gómez advirtió que la muerte aún crece, con la aprobación del suicidio asistido en California y Colorado y próximamente en el Distrito de Columbia, y con la extensión del aborto disfrazado como parte de los servicios públicos de salud.
«Todo esto es muy triste. Porque esto sólo conduce a las velas que veremos encendidas esta noche en este Réquiem», comentó el Arzobispo, explicando que cada una de ellas simboliza un niño que no llegó a nacer ni a brillar con luz propia en la comunidad. «Pero, hermanos y hermanas, este no es nuestro destino. La oscuridad no gana al final. Dios no nos deja en la oscuridad de una tierra de muerte». La respuesta a esta situación es la luz de Cristo: «Jesús nos da su luz para mostrarnos el camino, la luz de su verdad», explicó. «La luz de su propio ejemplo, su camino de amor».
Siguiendo el llamado de Cristo a sus discípulos de ser la luz del mundo, Mons. Gómez exhortó a los presentes a irradiar la luz de Dios en la sociedad. «Como Jesús curó a los enfermos y resucitó a los muertos, estamos llamados a ser sanadores. Estamos llamados a llegar a quienes están enfermos, a quienes están muriendo, a quienes tienen temor por su futuro», indicó. «Como Jesús lo hizo, estamos llamados a proclamar que cada vida es preciosa, que cada vida es amada por Dios». El prelado expuso las actividades diocesanas en favor de la vida y motivó a los fieles a continuar trabajando en favor de este ministerio.
Con información de National Catholic Register.
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