Rancagua (Martes, 31-01-2017, Gaudium Press) El viernes 27 de enero, sacerdotes de las zonas afectadas por los incendios en la Región de O´Higgins se reunieron con el Obispo de la Diócesis de Rancagua, monseñor Alejandro Goic y representantes de Caritas-Chile, para evaluar la difícil situación que atraviesan las comunidades producto de los incendios forestales que han azolado al centro-sur del país y que a la fecha han dejado a 3.782 personas damnificadas y 1.047 viviendas destruidas.
Foto: Arzobispado de Rancagua |
Con conciencia de que el problema inmediato es que se controlen los incendios, pero con la certeza de que sus consecuencias serán graves por mucho tiempo para las personas y el ambiente, monseñor Alejandro Goic indicó: «Hay mucho dolor, mucha tragedia y muchos dramas humanos, por lo que estamos haciendo los esfuerzos de coordinación de los procesos de cercanía, de fraternidad y de ayudas concretas a cada una de las familias».
En su intervención, calificó los incendios como una «tragedia nacional» y agregó que en estos momentos «todos los chilenos tenemos que unirnos fraternalmente sin mirar los errores que se pueden haber cometido». Por ello hizo un llamado a la generosidad no sólo durante la emergencia, sino que también en los próximos meses para ayudar a que muchas familias puedan salir adelante.
De la misma forma, el Vicario para la Pastoral Social Caritas, padre Andrés Moro, agregó: «Es importante la posibilidad de crear redes solidarias, especialmente pensando como Iglesia Católica, donde somos más de mil parroquias en todo Chile, por lo que podamos hermanarnos con estas parroquias hermanas y las comunidades que han sufrido tanto».
Y agregó: «Ya tenemos la experiencia del terremoto que nos permitió en Chile una mesa común para todos. Hoy también podemos crear una mesa común, donde podamos sentarnos los que hemos sido afectados y los que podemos ayudar también, para juntos construir un mejor Chile».
A partir de la última quincena de enero, diversos focos de incendios forestales comenzaron a generarse en las regiones del centro y sur de Chile, registrando un saldo lamentable de 11 personas fallecidas, 3.782 personas damnificadas, de las cuales 1.108 permanecen en albergues, y 1.047 viviendas destruidas. Las autoridades del país han calificado estos incendios como una de las peores tragedias que han afectado a Chile el último tiempo y han requerido ayuda internacional para hacer frente a esta difícil situación.
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