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Ciudad de México (Martes, 31-01-2017, Gaudium Press) México tiene una devoción especial hacia el Niño Jesús, por eso la solemnidad de la Presentación del Señor y de la Virgen de la Candelaria, se vive en grande en la nación latinoamericana. Es tradición que durante las misas del 2 de febrero las familias se congreguen en el templo llevando consigo una imagen del Divino Infante ataviado con sus mejores trajes.
Todo comienza desde el 24 de diciembre durante la Noche Buena cuando la familia lleva la imagen del pequeño Jesús a la Misa de Gallo. Una vez culmina la Eucaristía, los padrinos, quienes fueron nombrados con anterioridad, tienen la hermosa tarea e arrullar al Niño y llevarlo a dormir al pesebre entre las imágenes de María y de José.
Una vez ha pasado la festividad de los Reyes Magos el 6 de enero los padrinos recogen la imagen que se había colocado en el nacimiento, la llevan a su casa y lo visten con sus mejores trajes para la solemnidad de la Presentación del Señor del 2 de febrero.
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| Es tradición que durante las misas del 2 de febrero las familias se congreguen en el templo llevando consigo una imagen del Divino Infante ataviado con sus mejores trajes / Fotos: SIAME. |
¿Cómo se viste al Niño Jesús?
El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) ofrece algunas ideas sobre cómo preparar esta festividad, rescatando la tradición de vestir al Niño Jesús y el verdadero significado de la solemnidad.
A la hora de vestir la imagen hay que recordar a quien representa, es decir, al mismo Jesús. No es un muñeco, sino el mismo Hijo de Dios, a quien hay que tratar con respeto, recordando a Dios que se ha hecho hombre y ha venido para ser luz en el mundo.
Como la figura representa al mismo Niño Jesús, un bebé recién nacido, la mejor manera de vestirlo es con ropa de bebé, o destacando algunas de las advocaciones del Señor, es decir, vestirlo como el Sagrado Corazón, el Buen Pastor, Cristo Rey, el Señor de la Misericordia, Cristo Sacerdote. «Hacerlo así constituye una bella devoción y promueve un culto adecuado al Señor», destacan desde SIAME.
La tradición llama a vestir, más no a disfrazar al Niño Dios. Es decir, «se le viste cuando se le pone un traje adecuado a Su dignidad de Hijo de Dios». Por lo que no es adecuado vestirlo como un santo -sea san Juan Diego o un pontífice-, ya que «son los santos los que buscan parecerse a Jesús y no al revés», subraya el medio de comunicación.
Finalmente, la imagen del Niño Dios ha de ser digna, bella, porque recuerdan que Dios nació, se hizo niño y vivió entre nosotros.
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Con información de SIAME.
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