Valleyfield (Miércoles, 01-02-2017, Gaudium Press) Mons. Noel Simard, Obispo de Valleyfield, Canadá, reafirmó sus advertencias en contra de la eutanasia, que bajo la forma de suicidio asistido fue legalizada en el país hace varios meses. Además de constituir «una amenaza para los fundamentos de la sociedad», el Obispo alertó sobre la posibilidad de que los pacientes terminales y los discapacitados terminen pensando que el suicidio es una obligación moral.
Mons. Noel Simard, Obispo de Valleyfield, Canadá. Foto: CCCB |
«He visto morir a muchas personas, muchas. Todos asumimos que los pacientes terminales desean desesperadamente morir. Pero este no es el caso», comentó a CNS el prelado. «Lo que ellos quieren, primero que todo, es alguien que sostenga su mano y los acompañe». Contrario a lo que plantean los promotores de la supuesta «muerte digna», los pacientes necesitan encontrar el sentido profundo de su sufrimiento y el respeto de su dignidad humana.
El concepto de dignidad que se invoca para aceptar la eutanasia está profundamente errado, explicó el prelado. «Demasiado frecuentemente tendemos a limitar la propia dignidad a la habilidad para interactuar, para hablar y para permanecer consciente», enseñó. «Pero la dignidad no debe estar ligada a una capacidad: la dignidad está intrínseca e inherentemente unida a nosotros como seres humanos. Y esa dignidad intrínseca permanece con nosotros, sin importar qué suceda».
El rechazo del sufrimiento es producto de una búsqueda de la realización personal a través del placer. La cultura hedonista desecha el sufrimiento e intenta eliminarlo a toda costa, advirtió, uniendo estos conceptos a la valoración exagerada de la productividad. «Lo que nuestra sociedad nos está diciendo es que lo que uno vale está determinado por la capacidad de producir y contribuir», señaló. «Mi ma? grande preocupación es que la eutanasia- ahora consagrada como derecho – llegue a ser un deber moral. Temo las presiones que se ejercerán sobre los individuos para asegurarse de que pidan recibir la eutanasia, porque se han convertido en una carga, en un gasto».
El prelado afirmó que uno de los retos de la Iglesia en Canadá es responder pastoralmente a los pacientes terminales, mientras que las estadísticas muestran el comienzo de la extensión de la práctica de la eutanasia. El deber de los creyentes según Mons Simard es «comunicar el mensaje de Cristo, así como la doctrina de la Iglesia, para ofrecer compasión y alivio, así como sanación para los corazones destrozados».
Con información de Catholic News Service.
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