Granada (Viernes, 03-02-2017, Gaudium Press) Una especial celebración tuvo lugar en la Archidiócesis de Granda en España el pasado miércoles 1º de febrero. La jurisdicción eclesial participó de una solemne Eucaristía y de la visita a las santas catacumbas con ocasión de la solemnidad de San Cecilio, patrono de la diócesis, en recuerdo de su martirio.
La Misa, que tuvo lugar en la Abadía del Sacromonte, fue presidida en el rito hispano-mozárabe por el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez Fernández, quien estuvo acompañado por los sacerdotes concelebrantes del Cabildo Sacromontano, además de los seminaristas de la diócesis y la Schola Gregoriana Illíberis, quienes cantaron la celebración Eucarística. Muchos fieles también se hicieron presentes para honrar a su patrono.
Reliquias de San Cecilio / Foto: Secretariado de Medios de Comunicación Social Archidiócesis de Granada. |
«Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe», cuyo contenido está en las palabras del Apóstol San Pablo: «creo en el hijo de Dios que me amó hasta entregarse por mí, vino en la fe del Hijo de Dios que me amó hasta entregarse por mí», señaló el Arzobispo de Granada la iniciar la homilía de la Eucarística.
Continuando con su discurso, Mons. Martínez Fernández señaló que «celebrar a San Cecilio es hacer memoria de los orígenes tempranos de la fe en nuestra Iglesia de Granada (…) es dar gracias por el don de la fe, es agradecerle al Señor esa plétora de los primeros mártires de los primeros siglos de la Iglesia y esa plétora de mártires que sigue habiendo en nuestro mundo».
«Lo importante es que nosotros podamos dar gracias a Dios por haber recibido esa fe (…) porque la experiencia de la redención de Cristo ha llegado hasta nosotros. El Reino de Dios está cerca, el Reino de Dios ha venido (…) Las esperanzas más profundas del corazón humano se cumplen en nosotros y se cumple de una forma que nosotros sabemos que nos es obra nuestra, que no es resultado de nuestros cálculos, de nuestras estrategias, de nuestros trabajos, que se cumple nuestra humanidad que solo el Espíritu de Dios y la vida que el Hijo de Dios ha dejado sembrada en los primeros momentos de la Iglesia, ha llegado hasta nosotros», agregó.
Visita a las Santas Catacumbas de los mártires / Foto: Secreatariado de Medios de Comunicación Social Archidiócesis de Granada. |
Aseguró que es el amor a la vida el que ha llevado a los mártires a la muerte: «es la experiencia de una vida plena, y la experiencia de que esa vida plena es vivida gracias a un don que da sentido y abre para nosotros el horizonte del cielo».
Al concluir oró al señor pidiendo la conversión: «Señor, conviértenos a ti, vuelve nuestros corazones a ti, para que podamos reconocer tu presencia y para que esa presencia tuya nos libere de todas las ataduras del pecado, los egoísmos, la posesividad que empobrece tanto nuestros corazones (…) que nos haga respirar como hijos libres del Padre eterno (…) con una libertad que implica hasta la ofrenda de la vida».
Finalmente, rezó a Dios para que conceda a todos «ser testigos de esa humanidad verdadera que nace de ti y poder comunicar a los hombres que eso es posible, y que no es un camino complicado, es un camino sencillamente de acoger un amor que nos es ofrecido, que nosotros ofrecemos porque lo llevamos dentro, que nosotros compartimos porque nos ha sido dado (…) esa misma esperanza, esa misma vida».
Procesion hacia las Santas Catacumbas / Foto: Secreatariado de Medios de Comunicacion Social Archidiócesis de Granada. |
Antes de dar inicio a la Eucaristía el Arzobispo, junto con los sacerdotes, seminaristas y fieles de la Archidiócesis, realizó una visita a las Santas Catacumbas donde se hallan las reliquias de los mártires, entre ellas la de San Cecilio. Allí se encendieron varios cilios y se pidió a los mártires su intercesión. Mientras tanto, la Misa se celebró con la presencia de las reliquias del patrono de Granda.
San Cecilio fue el primer obispo de Granada cuando la ciudad, que por entonces tenía el nombre de Illíberis, se hallaba bajo dominación romana. Este santo fue uno de los llamados «7 Varones Apostólicos», discípulos del apóstol Santiago, que fueron enviados por San Pedro y San Pablo a evangelizar en España. Los otros seis varones que evangelizaron junto a él eran: Torcuato, Segundo, Indalecio, Tesifonte, Eufrasio y Hesiquio.
Con información de la Archidiócesis de Granada.
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