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Fátima – Portugal (Lunes, 06-02-2017, Gaudium Press) La celebración Eucarística que conmemoró el «Día del Consagrado» el pasado 2 de febrero en el Santuario de Fátima fue presidida por el Obispo de Leiria-Fátima Mons. Antônio Marto y contó con la presencia de centenas de consagrados en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.
En su homilía, el obispo diocesano apeló para que los consagrados ofreciesen a los fieles su testimonio.
Para Mons. Antônio Marto, «este testimonio se torna cada vez más acuciante y actual, sobre todo en el momento en que la vida humana es afectada por la fragilidad y cuya dignidad hoy es puesta en causa a través de la reivindicación de la Eutanasia».
Eutanasia Cultural
Fue todavía durante su homilía que Mons. António Marto denunció aquello que él denominó como «eutanasia cultural» que lleva a una cultura del descarte. Él apeló, entonces para el testimonio de los consagrados en la lucha en pro de la dignidad de la vida humana: «Todos tienen derecho a una muerte digna, pero que no se mate nadie», afirmó.
También para el vicepresidente de la Conferencia de los Obispos Portugueses, la reivindicación de la eutanasia surge del «aislamiento, de la soledad» a la que son colocados aquellos que ya no «sirven» a la sociedad. Por eso, dijo él, «la alternativa a la reivindicación de la eutanasia son los cuidados paliativos, en el sentido más amplio de la palabra»:
«Es preciso resistir a una mentalidad que se va generalizando que se podría llamar de eutanasia cultural, antes de eutanasia física, existe una eutanasia cultural de quien conduce al aislamiento, la soledad, el abandono, al descarte de las personas frágiles por el sufrimiento o por los límites de la edad, llevándolos a considerar como un peso, un fardo intolerable para la sociedad», resaltó.
Presentación del Señor: Fiesta del Encuentro
El obispo de Leiria-Fátima, todavía en su homilía, afirmó que la Fiesta de la Presentación del Señor «es la fiesta del encuentro» e invitó a los peregrinos a mirar a la vida consagrada como «un encuentro con Cristo»:
«También nosotros podemos mirar a la vida consagrada como un encuentro con Cristo, encuentro especial con Cristo de tal manera que cada consagrado/a es verdaderamente hombre/mujer del encuentro con Cristo», subrayó.
El prelado diocesano desafió a los consagrados a salir «de la pasividad de la autosatisfacción de quien vive contento en su recinto de conforto, en su casa, en su comunidad. Salir del desaliento, de cara a la crisis del mundo para testimoniarlo con alegría y entusiasmo». Quien hace la experiencia del encuentro con Cristo no la puede guardar eso solo para sí, dijo.
La Alegría de uno de los Misterios Gozosos
La dimensión de la alegría presente en la celebración de la festividad que se conmemoraba fue resaltada varias veces durante la homilía del prelado.
«La Presentación del Señor es uno de los misterios gozosos del rosario. Gozosos quiere decir de alegría, de gozo, de fe. Es una fiesta llena de ternura, de encanto, de belleza y de alegría», destacó.
El prelado señaló a los ancianos Simeón y Ana como los representantes del pueblo fiel a Dios que encontrando en Jesús el consolador, no contuvieron su alegría y la llevaron a todos.
«Es esta alegría que nosotros somos invitados a experimentar, a vivir, a celebrar, a cantar y a llevar con nosotros. «
2 de febrero – Fiesta de la Presentación del Señor – Día de la Vida Consagrada
El día 2 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor. Esta fecha fue escogida para ser el Día de la Vida Consagrada.
La conmemoración fue instituida oficialmente por el Papa Juan Pablo II, en el año 1997. En su mensaje para la celebración del primer día de la Vida Consagrada, el Papa decía: «Ya hace algunas décadas que, en la Iglesia de Roma y en otras Diócesis, la festividad del día 2 de febrero reúne casi espontáneamente numerosos miembros de Institutos de Vida Consagrada y de Sociedades de Vida Apostólica alrededor del Papa y de los pastores diocesanos, para manifestar en conjunto, en comunión con el entero pueblo de Dios, el don y el compromiso del propio llamado, la variedad de los carismas de la vida consagrada y su peculiar presencia en el ámbito de la comunidad de los que creen.»
Fue en este mismo mensaje que el Pontífice expresó lo que deseaba con esta conmemoración:
«Deseo que esa experiencia se extienda a toda la Iglesia, de modo que la celebración del Día de la Vida consagrada reúna a las personas consagradas, juntamente con los otros fieles, para cantar con la Virgen María las maravillas que el Señor realiza en tantos hijos e hijas suyos, y para manifestar a todos que la condición de «pueblo a Él consagrado» (Dt. 28, 9) es la condición de todos los que fueron redimidos por Cristo. » (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con información de la Sala de Prensa del Santuario de Fátima)
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