Mar de Plata (Lunes, 06-02-2017, Gaudium Press) Miembros de la Armada Argentina y de la Prefectura Naval, así como las Hermanas Adoratrices, participaron de la celebración a Nuestra Señora Setella Maria que ocurrió en la iglesia de esta advocación situada en Mar de Plata, Argentina. Presidida por Mons. Antonio Marino, Obispo de Mar de Plata, la celebración tuvo lugar en el marco de la solemnidad de la Presentación del Señor, que ocurre el 2 de febrero.
«Las hermanas adoratrices, veneran a la Virgen en esta capilla, desde hace 105 años, bajo la hermosa advocación de Stella Maris, estrella del mar. También la veneran como patrona los miembros de la armada y la prefectura a quienes saludamos en esta misa, con especial deferencia», saludó Mons. Marino al iniciar la homilía.
De acuerdo con el prelado, quienes entran al templo de la Virgen Stella Maris, «sienten espontáneo gozo y alivio al ver a María sobre el mar y el oleaje. En el mar tempestuoso de la vida ella es garantía de llegar a puerto seguro».
Explicó que «es una advocación conocida desde antiguo, que no está vinculada a ninguna aparición», ya que «es la invocación espontánea que surge del corazón de la gente de mar y de su familia que quedan en tierra, con el deseo de contar con la mirada misericordiosa de Dios que se refleja en los ojos de la Virgen».
La celebración, que ocurrió en el marco de la solemnidad de la Presentación del Señor, contó con la presencia de las Hermanas Adoratrices y los miembros de la Armada Argentina / Foto: Diócesis de Mar de Plata. |
Tomando palabras de la encíclica ‘Spe Salvi’ del Papa Emérito Benedicto XVI, el Obispo de Mar de Plata, dijo que «la vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta», y que «las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza».
«Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía. Y ¿quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza, ella que con su ‘sí’ abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; ella que se convirtió en el Arca viviente de la Alianza, en la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros, plantó su tienda entre nosotros», añadió.
Finalizando la homilía, Mons. Marino oró a la Madre de Dios: «Santa María, Madre de Dios, Madre nuestra, enséñanos a creer, esperar y amar contigo. Indícanos el camino hacia su reino. Estrella del mar, brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro camino».
Culminando la Misa, como ya es tradición, los marinos y miembros de la Armada se consagraron a la virgen, protectora de las gentes del mar.
Nuestra Señora Estrella del Mar es una de las advocaciones marinas más antiguas. Su origen no se relaciona con una aparición milagrosa, más sí de la necesidad de los marinos y de sus familias de contar con la protección de la Madre del Hijo de Dios.
En la propia Biblia, en el Libro de los Reyes se habla de una nube, que se elevó por el mar, que anunció a Elías la venida de la lluvia mientras oraba en el monte Carmelo, nube que dio fin a una larga sequía.
Se sabe también que los Carmelitas, cuyo origen está justamente en el monte Carmelo, llamaron a Nuestra Señora «Estrella del Mar».
Con información de la Diócesis de Mar de Plata.
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