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Ciudad del Vaticano (Martes, 07-02-2017, Gaudium Press) La primera Misa del Papa Francisco en esta semana fue celebrada ayer en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
La homilía que el Pontífice desarrolló en la ocasión fue basada en el Salmo 103. Un Salmo que es un canto de alabanza a Dios por las maravillas de la creación y de la recreación hecha con el Hijo. Dijo el Papa:
«El Padre trabaja para hacer esta maravilla de la creación y para hacer con el hijo esta maravilla de la recreación».
Francisco recordó que en una cierta ocasión un niño le preguntó qué es lo que Dios hacía antes de la Creación. Y la respuesta del Papa había sido simple y rápida: «Él amaba».
¿Por qué Dios creó el mundo?
De la respuesta de Francisco a aquel niño nacería otra pregunta: ¿Por qué entonces Dios creó el mundo?
Y el Pontífice respondió también con rapidez:
«Simplemente para compartir su plenitud, para tener alguien a quien dar y con el cual compartir su plenitud». Y, en la recreación, explicó él que Dios envió a Su Hijo para «reorganizar»: hacer «de lo feo, bonito; del error, verdad; de lo malo, bueno».
«Cuando Jesús dice: ‘El Padre siempre actúa; también yo actúo siempre’, los doctores de la ley se escandalizaron y quieren matarlo por eso. ¿Por qué? ¡Porque no sabían recibir las cosas de Dios como un don! Solamente como justicia: ‘Estos son los mandamientos. Pero son pocos, vamos hacer más. Y envés de abrir el corazón al don, se escondieron, buscaron refugio en la rigidez de los mandamientos, que ellos habían multiplicado por 500 veces o más… No sabían recibir el don. Y el don solamente se recibe con la libertad. Y esos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da; tenían miedo del amor».
El cristiano es esclavo… del amor
Los doctores de la ley, porque no sabían recibir las cosas de Dios como un don, querían matar a Jesús después de él afirmar que el Padre hizo esta maravilla como don, afirmó Francisco.
«Y por eso hoy alabamos al Padre: ‘¡Eres grande Señor! Nosotros te queremos bien porque me diste este don. Me salvó, me creó’. Y esta es la oración de alabanza, la oración de alegría, la oración que nos da la alegría de la vida cristiana. Y no aquella oración cerrada, triste, de la persona que no sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que un don siempre trae consigo. Solamente sabe hacer el deber, pero el deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor. ¡Cuando usted se torna esclavo del amor, está libre! ¡Esta es una bella esclavitud! Pero ellos no entendían eso».
Maravilla de la Creación, maravilla de la Redención
Las dos grandes maravillas del Señor son la maravilla de la creación y la maravilla de la recreación, la redención.
¿Y cómo es que yo recibo estas maravillas? Preguntó el Papa.
«¿Cómo yo recibo esto que Dios me dio – la creación – como un don? ¿Y si lo recibo como un don, amo la creación, protejo la Creación? ¡Porque fue un don! (…) Cada uno de nosotros puede preguntarse cómo vive esas dos maravillas, la maravilla de la creación y aún más la maravilla de la recreación. ¡Que el señor nos haga entender esta gran cosa y nos haga entender aquello que Él hacía antes de crear el mundo: amaba! Nos haga entender su amor por nosotros y nosotros podemos decir – como dijimos hoy – ‘¡Eres tan gran Señor! ¡Gracias, gracias!'». (JSG)
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