Santiago de Compostela (Martes, 07-02-2017, Gaudium Press) La Archidiócesis de Santiago de Compostela terminó recientemente los trabajos del Sínodo Diocesano, que fue convocado por el Arzobispo, Mons. Julián Barrio en el año 2012, y congregó a todas las realidades eclesiales presentes en la jurisdicción española.
«Os llamo a todos para vivir una experiencia nueva de comunión, poniéndonos en camino para hacer realidad entre nosotros la urgencia de la Nueva Evangelización en el aquí y ahora de nuestra Diócesis. A tan apasionante tarea os convoco con profunda alegría y renovada esperanza», escribía el Arzobispo de Santiago de Compostela en la Carta Pastoral «Renovarnos desde Cristo, caminando en comunión», con la cual convocó el Sínodo Diocesano.
Por cuatro años la Iglesia particular compostelana reflexionó sobre su identidad y actuar, en la búsqueda de una mayor fidelidad al Evangelio, teniendo en cuenta tres ejes centrales: la identidad, la comunión y la misión de la Iglesia particular; y cinco temas: la transmisión de la fe, la Iglesia como comunión, la celebración de la fe, la Iglesia en la sociedad y la renovación de las estructuras pastorales.
El Sínodo fue convocado por Mons. Julián Barrio en el año 2012. Al concluir los trabajos, la Archidiócesis apuesta por una mayor corresponsabilidad de sus miembros / Foto: Archidiócesis de Santiago de Compostela. |
En la etapa final del sínodo, las asambleas generales, celebradas dese octubre del año pasado, dieron como fruto la aprobación de cinco documentos que constan de una introducción y una serie de constituciones que identificarán las líneas de actuación de la Archidiócesis de Compostela para los próximos años. Dichos documentos fueron presentados al Obispo para su aprobación y para que se conviertan en normativa diocesana.
Según está escrito en el Comunicado Final del Sínodo Diocesano, tales documentos buscan: organizar la atención pastoral de forma más adecuada a los cambios demográficos, promoviendo unidades pastorales que agrupen varias parroquias; mejorar nuestro modo de vivir y transmitir la fe; promover un mayor sentido de corresponsabilidad entre todos los miembros de nuestra Iglesia, en lo pastoral, lo administrativo y lo económico; revisar las celebraciones, para que sean cada vez más una celebración viva de una fe comprometida; e impulsar una mayor conciencia social en nuestra diócesis en distinto ámbitos: cultural, educativo, político, económico comunicativo (…) con una especial atención a las personas social y económicamente más débiles.
«Hemos de reconocer que el sínodo no lograría su objetivo si sólo cambia una estructura por otra, pero no consigue hacernos sentir con mayor intensidad la gracia inmerecida de la que somos portadores, para hacernos así también a nosotros gratuitos hacia ese mundo al que, como Iglesia, hemos sido enviados como testigos», dice el Mensaje Final del Sínodo Diocesano.
Al concluir el misiva, también se convoca para vivir con esperanza la última etapa, la de la implementación de los trabajo del Sínodo: «Desde esta esperanza, que es deseo y confianza que nos vienen de Dios, nos dirigimos a todos los diocesanos para animarlos a participar en esta etapa, que puede parecer la más dura, pero que, con la gracia divina, será también la más fecunda, en la que las orientaciones sinodales habrán de ponerse en práctica. De todos, sacerdotes, religiosos y seglares, cada uno desde su propia responsabilidad eclesial, dependerá que todo esto no quede en un sueño».
Con información de la Archidiócesis de Santiago de Compostela.
Deje su Comentario