Lisboa – Portugal (Viernes, 10-02-2017, Gaudium Press) La Hermana Ángela Coelho, postuladora de la causa de canonización de los Beatos Francisco y Jacinta Marto, declaró que le gustaría ver a los dos pastorcitos canonizados todavía en 2017, cuando se conmemora el Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima:
«Yo deseo que sí; espero que sí y estamos trabajando para que eso suceda», dijo la Hermana Ángela.
Pero la promotora del proceso de canonización, según la Agencia Ecclesia, resaltó que, a pesar de su deseo, no le es posible determinar una fecha para cierre del proceso que actualmente se encuentra tramitando en el Vaticano.
Francisco, Jacinta y el Proceso de Canonización
Francisco de 11 años (1908-1919) y su hermana Jacinta Marto, de 10 años, (1910-1920) fueron beatificados el 13 de mayo del año 2000 por el Papa Juan Pablo II, en Fátima, cuando fue una de sus visitas apostólicas a Portugal.
La canonización de Francisco y Jacinta, depende actualmente del reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de ellos y que haya ocurrido después de la fecha de la beatificación.
Canonización
La canonización es la confirmación, por parte de la Iglesia, de que un fiel católico es digno de culto público universal y de ser dado a los fieles en general como intercesor y modelo de santidad. Como Beatos los Pastorcitos pueden recibir culto en la diócesis a la que pertenecen.
Francisco y Jacinta Marto, hermanos pastorcitos que, según el testimonio reconocido por la Iglesia Católica, presenciaron las apariciones de la Virgen María en la Cova de la Iria y alrededores, entre mayo y octubre de 1917, son los más jóvenes beatos no-mártires de la historia de la Iglesia Católica.
Actualmente, los trámites procesuales para el reconocimiento de un milagro, por parte del Papa, acontecen según normas que fueron establecidas en 1983.
Entre esas normas está la de que la Congregación para las Causas de los Santos, por ejemplo, en el caso de la cura de una enfermedad a través de una intercesión de un beato, que sea realizada una consulta médica sobre la alegada cura, para saber si la misma es inexplicable a la luz de la ciencia actual. La consulta debe ser hecha por peritos y el caso, posteriormente, es sometido a la evaluación de consultores teológicos y de una sesión de cardenales y obispos.
De cualquier forma, la aprobación final dependerá siempre del Papa, que detiene competencia y autoridad exclusiva para reconocer una cura como siendo un verdadero milagro.
Las actuales normas de la consulta médica fueron actualizadas por el Vaticano en 2016. Ahora la consulta es realizada por siete peritos. Y el proceso podrá avanzar solamente si dos tercios de ellos se declaren favorables al reconocimiento de un hecho como siendo un milagro.
Forma parte de las normas establecidas que todas las partes envueltas en esta consulta a los peritos estén obligadas a guardar secreto operacional, «sobre todo si el miraculado es menor». (JSG)
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