Matuu (Viernes, 10-02-2017, Gaudium Press) La Iglesia Católica enfrenta en kenia un notable desafío: atender a los damnificados por la extrema sequía, que cada vez más se acercan a las misiones para buscar formas de supervivencia en medio de la grave situación. «No se les puede decir que no hay nada», afirmó a The Catholic Register el P. Gerard Matolo, de la Misión Católica de Tatha. «Como su pastor, tengo que encontrar una manera de asegurarme de que reciben algo de comer. A veces comparto mi propia comida».
Las altas temperaturas han acabado con cultivos, fuentes de agua y tierras de pastoreo. Foto: European Commission DG ECHO |
El sacerdote expuso que más de tres mil personas necesitan ayuda urgente tan sólo en su parroquia, y cerca de 30 mil más están en situación de riesgo. Las familias logran subsistir con donativos de apenas una bolsa de harina de maíz o una botella de aceite. La última temporada de lluvias notable fue hace siete años, así que el sacerdote estuvo almacenando parte de las donaciones con las cuales los campesinos le han aportado a la misión tradicionalmente.
«Las lluvias son nuestra mayor decepción», se lamentó Mwikali, una madre de 40 años de edad que buscó ayuda para alimentar a sus 14 hijos. «Cada temporada, plantamos nuestras semillas y vemos los cultivos germinan, sólo para que las lluvias se marchen antes de que maduren». los pobladores han hecho todo lo que pueden para aliviar su situación, pero si no se produce un cambio en las condiciones climáticas los animales de granja comenzarán a fallecer.
Las agricultura en Kenia no cuenta con la tecnificación y los apoyos suficientes y la meta de inversión del 10 por ciento del presupuesto en desarrollo agrícola no ha podido se cumplida. Las autoridades han entregado alimentos de socorro a casi dos millones de personas y se han puesto en práctica iniciativas como la compra del ganado a los pobladores para generar recursos y emplear la carne para distribuirla en la comunidad. El P. Matolo recordó que la necesidad más urgente es habilitar sistemas de riego. «Si estas personas pueden obtener agua para el riego, la zona se convertirá en la despensa del país. Lo están haciendo en Israel, que es un desierto», indicó. «Aquí, los suelos son muy fértiles y la gente no es perezosa».
Con información de The Catholic Register.
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