Madrid (Viernes, 24-02-2017, Gaudium Press) El vocero de la Conferencia Episcopal Española (CEE), P. José María Gil Tamayo, rechazó en una rueda de prensa celebrada al término de la reunión de la Comisión Permanente de la CEE el pasado 23 de febrero las propuestas de legalización de la maternidad subrogada en el país. El sacerdote, cuestionado por los periodistas sobre el tema, reafirmó la posición de los prelados, que es «la misma posición de la Iglesia y de la moral cristiana».
P. José María Gil Tamayo, vocero de la Conferencia Episcopal Española. Foto: CEE |
«Creemos que la maternidad subrogada constituye una explotación de la mujer», declaró el portavoz. «Y también del niño que va a nacer, quien se convierte en un objeto de consumo». El P. Gil Tamayo denunció que la práctica instrumentaliza a la mujer y recordó que, al tiempo que se respeta a las personas que sufren la falta de hijos, «los niños y las mujeres no tienen precio, tienen dignidad».
El vocero recordó que sólo a las cosas se les puede asignar un precio en el mercado y que la procreación de un hijo «no es un derecho, ni es un deseo: es un don». El sacerdote afirmó que si bien existen casos de esta práctica en el primer mundo, es frecuente que las mujeres que prestan sus cuerpos para el alquiler de vientres viven en países con condiciones económicas más precarias «en donde se viven auténticas situaciones de explotación».
«La subrogación es una mercantilización», afirmó el P. Gil Tamayo. «Vamos a ser serios a la hora de juzgar las cosas y dejar de buscar eufemismos en los nombres: vientre de alquiler es vientre de alquiler. Si es aborto es aborto, no interrupción del embarazo». El vocero reiteró el acompañamiento de la Iglesia a los matrimonios que no pueden tener hijos y anima la búsqueda de la fecundidad en otros modos, no sólo de forma biológica, sino «una paternidad y maternidad orientada a la acogida de otras personas con dificultades, especialmente de los más pequeños».
Con información de Conferencia Episcopal Española.
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