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Durba (Viernes, 24-02-2017, Gaudium Press) «La ola está comenzando a girar», expresó el Arzobispo de Durban, Suráfrica, Cardenal Wilfrid Napier, con motivo de la reciente reactivación y expansión de la llamada Política de Ciudad de México que elimina la financiación por parte de Estados Unidos a programas que promueven el aborto en países extranjeros. La directiva volvió a la vida y fue aumentada bajo el actual gobierno del Presidente Donald Trump después de haber sido cesada en la administración pasada.
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| El Cardenal manifestó su satisfacción por la suspensión de la financiación estadounidense de aborto en programas internacionales. Foto: Jolin Lee |
En comentarios a National Catholic Register, el purpurado elogió la medida, la cual contribuye a detener «la masacre contra los no nacidos», según expresó. La Política de Ciudad de México recibe la oposición de quienes han sido «embotados por la ideología dominante de lo ‘políticamente correcto’ promocionada – no, implementada sería una palabra mejor – de forma tan inmisericorde por las Naciones Unidas y sus subrogados».
En la aplicación pasada de la política, implementada por el presidente Ronald Reagan y reactivada por el presidente George W. Bush tras la suspensión hecha por la administración Clinton, la directiva afectaba a las organizaciones que recibían fondos para planificación familiar. En su versión actual. la administración aumenta el espectro a las organizaciones prestadoras de «asistencia global de salud». De igual modo reafirmó el compromiso de no permitir que ningún recurso de impuestos sea aportado a organizaciones o programas que promuevan o participen en forma alguna de aborto forzado o esterilización involuntaria.
La decisión es «muy apreciada en muchos países africanos, donde el aborto no es legal y donde la mayoría de las personas están inequívocamente a favor de la vida», comentó por su parte Obianuju Ekeocha, fundador-presidente de Cultura de la Vida África. El activista indicó que varias organizaciones afectadas están «cegadas por su ideología pro-aborto» y que presionan indebidamente a los ciudadanos e instituciones del continente. «Obviamente, no tiene en cuenta las opiniones y valores culturales de los países a donde van sus fondos para el aborto.»
Con información de National Catholic Register.
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