miércoles, 27 de noviembre de 2024
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Padre Manolo: "Nosotros lo que hacemos es vivir con la gente. Yo no hago milagros" – Quien sabe Padre

Bogotá (Viernes, 24-02-2017, Gaudium Press) Entre 15.000 y 20.000 personas están incluidas en el territorio de la parroquia Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, regentada por el Padre Manuel Carlos Martínez Ibáñez, el «Padre Manolo», nacido en Donostia – San Sebastián, España. Gaudium Press lo conoció en el acompañamiento hecho a la reciente visita pastoral que el Cardenal Rubén Salazar realizó a parroquias del sur de Bogotá en el Vicariato del Espíritu Santo, una de ellas la del Padre Manuel.

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Padre Manuel Carlos Martínez Ibáñez

El Padre Manolo, de «nada más 72 años y medio, un añito menos que el Jefe» -como dice, señalando al Cardenal Primado de Colombia-, fue Marianista pero terminó incardinado en la Arquidiócesis de Bogotá. Él llegó desde su tierra a la capital colombiana al Colegio Inter-parroquial del Santo Cura de Ars de San Antonio, como rector. «En España pidieron un voluntario y pues como yo soy muy regalado, pues me regalé. Fui el rector y ahí me ordené yo. Yo era hermano y ahí me ordené». De ese colegio ubicado en la zona sur de Bogotá, y de su época directiva, «hasta curas han salido», afirma con orgullo clerical.

Del colegio se fue a trabajar a zona rural en la Provincia de Vélez, en Santander. Fue también de formador de los Marianistas en Medellín. Y después llega a Bogotá, a Ciudad Bolívar.

Mucho le debe Ciudad Bolívar, zona bogotana con sectores de difícil situación social. No es mentira que «todo el mundo» allí lo conoce; dice él en tono irónico que porque no tiene carro y le toca caminar, porque no tiene celular y le toca de viva voz hablar. Realmente a su lado se percibe el aprecio de todo tipo de personas. Caminar junto al Padre Manolo es ir haciendo estación en casi cada casa, es pararse a hablar con uno, con otra, con los niños, es prepararse para ser abrazado, besado, por el simple hecho de que se es amigo del Padre Manolo.

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Padre Manuel enseña al Cardenal Salazar (de espaldas)

la capilla de Adoración al Santísimo de su parroquia

– ¿Cómo nació su actual parroquia?

La parroquia y su templo «van naciendo de las necesidades de la gente: ‘bueno, necesitamos nuestro espacio'». «Uno viene aquí, y empieza a trabajar». El Padre Manolo hizo entonces «pues lo que hago en todos los lados: misa aquí, misa allá, talleres [de formación para el trabajo], talleres de lo que quieras. Ahí tenemos una escuela» y señala hacia una modesta pero digna construcción donde funcionan «talleres para niños, para jóvenes, comedores. Ahí hemos ido creando», dice el sacerdote vasco.

«Esto lo hizo la gente. Cuando invadieron aquí hace 30 años lo primero que hicieron fue esto [el templo] y la escuela. Y luego fue haciendo sus casitas y sus ranchos y todo eso». Muchas casas todavía eran de madera o de lata cuando en el templo ya crecía en ladrillo y piedra. La gente iba preparando así ‘su espacio’. Como con frecuencia estas comunidades no cumplen requisitos legales al establecerse, el Estado no se hace presente sino hasta muy tarde; no así la Iglesia. Antes que el Estado, con frecuencia la Iglesia es en estos sitios, además de dispensadora de los Sacramentos de Cristo, consejera, facilitadora en solución de problemas familiares, educativos, de salud, guía de construcción, consejera en alimentación, proveedora de nutrientes y nutricionista, etc., etc.

El Padre Manolo destaca la labor conjunta que su parroquia realiza con el Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá. Se va al Banco de Alimentos «y lo que traemos lo traemos para los comedores que tenemos de los niños», alimentos que son gestionados por dos fundaciones con las que trabaja el Padre, una de ellas Fe y Alegría. «Ellos son con los que yo trabajo en llave. (..) El trabajo con ellos me permite que esté yo o no esté yo, los procesos siguen».

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Uno de los comedores auspiciados por la parroquia del Padre Manuel

«Mi política es que no se le dé nada gratis [a la gente], porque se convierten en mendigos. Sino que ellos digan: ‘Ahh, tuve suerte. ¡Me costó mil pesos esta comida! Pero me la compré». De hecho, no son solo los niños los que se ven beneficiados de los comedores de la parroquia del P. Manolo, sino también los párvulos de «jardín, y los viejitos, y la edad media, medio ya vieja, etc.».

– La gente es al ‘rebusque’, dice el Padre Manolo.

– ¿Qué podemos hacer nosotros? Vivir con la gente, acompañarla y apoyarla. (…) El Estado llega siempre después. Y nosotros lo que hacemos es vivir con la gente. Yo no hago milagros.

– ¿Quién sabe Padre?, retruca Gaudium Press.

– Bueno a veces sí, pues como soy prestidigitador…

– ¿Ud. como San Juan Bosco, hace magia Padre?

– Sí, sí, claro, yo soy de esa devoción de él.

– Y le encanta a los niños…

– Y a los jóvenes y a las mujeres, y lo que quiera.

 

Gaudium Press / S.C.

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