Meath (Sábado, 18-03-2017, Gaudium Press) El Priorato de Silverstream de los Monjes Benedictinos de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar se hizo noticia recientemente por su establecimiento formal en la Diócesis de Meath, Irlanda, el primero desde la supresión de los monasterios católicos por parte de la Corona Inglesa en 1536 (ver noticia anterior). Pero los religiosos no desean pasar a la historia por ser los primeros, sino que esperan con su ministerio espiritual dejar una huella y colaborar desde su vida consagrada para transformar la Iglesia en el país, dedicando su vida de oración a reparar los pecados de los sacerdotes.
Monasterio de los Monjes Benedictinos de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar del Priorato de Silverstream. Foto: Priorato de Silverstream |
«Tenemos, como de hecho lo fue, nuestras órdenes de marchar de la Santa Sede, y aunque no podemos dejar nuestro claustro físicamente, estamos dedicados a una batalla espiritual e invisible por el alma de este país, especialmente por sus sacerdotes», explicó a CNA el P. Benedicto, miembro de la Orden. «Esta isla estuvo llena de este a oeste y de norte a sur con monasterios. El latido del corazón de los irlandeses era el latido del turno monástico de oración».
Los religiosos llegaron a Irlanda en 2012, siendo apenas dos sobrevivientes de una comunidad benedictina fundada en Tulsa, Estados Unidos. Los monjes pudieron apreciar los estragos de la decadencia de la práctica religiosa en el país y de los escándalos de abusos que marcaron una fuerte división con las autoridades y una crisis de credibilidad para la Iglesia. El carisma especial de la comunidad les permitió entender la misión a la que Dios los llamaba en ese lugar.
El carisma de la comunidad es el de la Madre Catherine-Mectilde de Bar, fundadora benedictina del siglo XVII, quien «estableció su familia benedictina particular para adorar el Santísimo Sacramento en un espíritu de reparación por las ofensas y abusos cometidos en contra del Sacramento del Amor de Cristo», según comentó el P. Benedicto. «Como monjes tenemos un enfoque particular en reparar por los pecados de los sacerdotes que, en especial últimamente, han desfigurado tanto el Rostro de Cristo ante los ojos del mundo».
«De la debilidad y la derrota y, sí, incluso del pecado y de la infidelidad, puede venir el poder y la victoria», concluyó el sacerdote. «Que Dios acerque nuevamente nuestro país a su Sagrado Corazón, que late en la Sagrada Hostia».
Con información de CNA.
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